Dicen que Twitter es lo más cercano filosóficamente hablando a Nietzsche, pues el pensador alemán gustaba de comprimir su pensamiento en frases cortas, supongo que muy influido por Schopenhauer, maestro del aforismo.
Pero dejando esas analogías tan cogidas por los pelos por los profesores de filosofía, que buscan hacer atractiva su asignatura a los alumnos cada vez más metidos en las nuevas tecnologías, me parece que Twitter es lo más antifilosófico e irreflexivo de internet.
Para expresar un pensamiento con un mínimo de enjundia necesitamos espacio: espacio físico o espacio temporal (dependiendo de si escribimos o de si hablamos). Es curioso que aquello que creemos inmaterial y nebuloso no tiene otra forma de expresarse que ocupando la realidad y la temporalidad. Por eso tenemos jornadas de 6 horas de clase (o más), si no con transmitir los pensamientos vía mental sería suficiente.
Twitter nos ha dado la razón en los últimos años a este respecto. A veces comprimir ayuda a ser claro y conciso, ayuda a no pasar desapercibido por lo dificultoso de un sistema de valores o de pensamiento, por eso esta red social tiene tanto éxito: en ella se lleva lo rápido, lo corto y lo insuficiente.
Leí en un blog hace pocos días una crítica "feroz" al escritor de frases de autoayuda (bajo el velo filosófico) @ifilosofia. Es una cuenta que siguen millones de personas, ¿por qué?, por lo que ya he dicho: lo fácil de seguir tonterías comprimidas, lo bien que el espectador se siente ante frasecitas que le hacen pensar durante dos segundos pero que luego desecha con un leve movimiento de su dedo pulgar para seguir leyendo el TimeLine.
La gente necesita consejos "espirituales" hasta en la sopa, pensamientos de galletita china de la suerte, filosofía de garrafón, de barra de bar, filosofía sin fundamentos, filosofía por deporte y por entretenimiento alejado totalmente de lo que se supone que, hoy en día, debería ser filosofía (no una mera especulación sin sentido, sino todo lo contrario).
Así, además de conseguir una generación entera que se engancha al discurso de autoayuda reinante (aunque no compre a Punset, o a Paulo Coelho) estamos por descontado desprestigiando a la disciplina filosófica (ya de por sí desprestigiadísima por el cientificismo atroz en el que nos encontramos hoy en día) y vendiendo duros a cuatro pesetas, porque eso no es filosofía, esas son frases cogidas fuera de su contexto (probablemente muchas dentro de un libro de 500 páginas, infumable, que para leer es necesario conocer un contexto y, además, a otros 20 autores), frases en ocasiones inventadas, citas apócrifas...
Aunque fuese por ir en contra de la tontería humana y del discurso fácil y barato ya sería un motivo suficiente para hacer este post.
Me mueven esas y también otras intenciones: no quiero salir a la calle, decir que soy estudiante de filosofía y que se piense que tanto yo como los demás nos dedicamos a hacer horóscopos o a discurrir sobre el sexo de los ángeles.
Eso será otra cosa, pero no entra dentro de la concepción "seria" de la filosofía que, a mi parecer, hay que tener.
Si Voltaire levantase la cabeza y entrase en Twitter se volvería a morir del susto.
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