Hoy voy a ser infiel a uno de mis principios.
Tengo por costumbre no comentar las noticias como mínimo con un mes de retraso.
Sería carne de la velocidad de esta sociedad de información si esto lo hiciese en otra publicación (con sus objetivos, directores, etcétera) pero aquí escribo lo que me da la gana y cuando me da la gana, dándome igual si han pasado dos días o veinte años de la polémica.
La palabra polémica (como la gran mayoría de ellas) viene del griego "polemos": combate.
Una polémica sobre cualquier cuestión es, por tanto, un combate dialéctico. A veces uno de los concursantes en este acto olvida sus guantes de boxeo en casa. Otros hacen trampas para ganar, aunque más tarde se descubra su acción Existe un grupo habitual de personas que suben al ring del debate sin poseer una preparación mínima en las cuestiones que ahí se tratan.
Creo que ningún tema puede despacharse en media hora de debate televisivo matinal. Si hay cuestiones como la libertad o la influencia del derecho en nosotros que llevan sin solucionarse por fin y para siempre desde hace dos mil años me parece una locura y una falta de respeto, elegancia y honradez intelectual el querer darlas por zanjadas con uno o dos estudios, tres o cuatro estadísticas favorables a la posición propia y, en los peores casos, alguna que otra falacia ad hominem para terminar de arreglar el asunto.
Hace unos días se divulgó un estudio que venía a decir (en resumidas cuentas) que la inteligencia estaba negada a los religiosos. O, dicho con otras palabras, que a mayor cantidad de inteligencia menor religiosidad en cada cual.
A simple vista esto puede parecer un disparate, un estudio capcioso en el que se ha tomado el todo por el todo y se ha partido de la conclusión en vez de las premisas.
Antes de nada me gustaría comentar que la cuestión de la inteligencia es aún hoy un tema no resuelto por la comunidad de psicólogos. La psicología partía de una serie (siempre me harto de decirlo) de presupuestos antropológicos y, entre ellos, estaba el de la aplicación de las matemáticas a la psique (psicometría). Esta aplicación se ha visto que es ilegítima en muchos casos y, lo peor de todo, ha fastidiado la vida de muchos chavales que, tras un test desfavorable, se han visto obligados a tomar otro rumbo en sus vidas, muchas veces en contra de su voluntad.
Los tests psicológicos llevan en España unos 50 años. Su eficacia para conseguir resultados concretos, acotados y específicos es ya sobresaliente. Pero resulta que, como en cualquier otro caso, una persona acostumbrada a determinados tests tendrá mejor resultado que otra que sea analfabeta.
En ese sentido, ¿es una persona analfabeta menos inteligente que otra que sabe leer y tiene varios idiomas? Probablemente la primera falle en estos tests y tenga graves problemas para salir adelante. Haciendo esta correlación que nos proponen tendríamos que decir que el analfabeto es menos inteligente.
El caso de los niños lobo, las personas sin formación... ¿es la inteligencia una propiedad cultural o ya innata en la persona? Se piensa en psicología y en otras ciencias (y cada vez más) que el ambiente es una influencia determinante para el desarrollo del individuo. Por mucha predisposición genética que tenga una persona para medir 2 metros, si no se alimenta correctamente o hace deporte probablemente no consiga eso a lo que ya estaba casi predestinado. Lo mismo aquella persona que siempre ha visto imposible aprenderse temarios enteros. Si quitamos posibilidades para que se forme, si su entorno no es el correcto, por mucho que viese imposible aprender un temario no vamos a conseguir que comience por ninguna parte.
La inteligencia (no quiero demostrar nada porque este no es el lugar adecuado) no es reducible a una supuesta naturaleza humana, la inteligencia es producto cultural. Existen analfabetos artesanos mucho más hábiles manualmente que ratones de bibliotecas. También la manual es un tipo de inteligencia. Sin cerebro no podría mover sus manos ni un ápice.
La inteligencia (no quiero demostrar nada porque este no es el lugar adecuado) no es reducible a una supuesta naturaleza humana, la inteligencia es producto cultural. Existen analfabetos artesanos mucho más hábiles manualmente que ratones de bibliotecas. También la manual es un tipo de inteligencia. Sin cerebro no podría mover sus manos ni un ápice.
Entonces, cuando me dicen que un religioso es menos inteligente que un ateo, me pregunto: ¿qué intenciones hay detrás de esa afirmación? ¿Qué clase de estudio es ese y en qué se basa?
Los estudios psicológicos son fruto de la sociedad en que vivimos. Si ahora hay psicólogos cognitivos es que nuestra sociedad tiene una preocupación por la ciencia y nuestro modo de conocer. Si hay psicología aplicada al deporte es porque el deporte tiene una importancia enorme en el mundo. Si hay psicología barata, de autoayuda, es que la gente necesita consuelo y consejo.
La psicología es una ciencia social. La psique no existe. Es un constructo, un filosofema creado para dar nombre a una realidad no comprobable empíricamente, al igual que la mente o el alma.
La psicología sufre habitualmente de una severa imposición subjetiva por parte de los que dicen ser psicólogos. Los estudios en psicología o psiquiatría tienen que ver, repito, con el mundo en que están envueltos. A ellos se asiste con una idea sobre el hombre, sobre su comportamiento... Una idea, no una realidad.
No digo que los estudios en psicología no sean aceptables (sería tirar piedras sobre mi propio tejado) y verificables sus conclusiones. Sólo digo que en este tipo de ciencias de la salud/sociales es preciso tener siempre presente que estamos tratando con realidades vivas, culturales y, por tanto, complejas e inabarcables por la infinitud de variables que pueden darse.
Es por esta serie de principios por lo que veo exagerado y tremendamente arriesgado decir que los religiosos son menos inteligentes que los no religiosos.
Como podéis comprobar, no hablo de ningún religioso o ateo concretamente. Aun siendo yo mismo ateo me cuesta dejar pasar estas tonterías en nombre de la soberana figura cuasidivina del siglo XVIII: la Razón.
En nombre de la Razón y en pos de su consecución se han hecho las mayores barbaridades de la historia.
La Razón, al igual que la religión, puede ser usada para conseguir objetivos nobles o rastreros. En cualquier caso, decir que sean una cosa u otra será cuestión de la moral de cada uno.
La honradez intelectual no es otra cosa que ser crítico con todo lo que llegue a nuestras manos, apoye o destruya nuestros principios.
Os habéis comido el estudio con patatas, como una beata el Evangelio de San Mateo.
Felicidades, seres racionales.