Robotín de Google

28 de noviembre de 2013

Cómo canta Rob Halford




Hace años hablé en el podcast de la voz de Axl Rose.
Tras mucho tiempo mejorando mi propia voz y aumentando mi experiencia en escenarios y ensayos he conseguido descubrir los momentos principales del canto, de la voz y de esta actividad completa e irreducible a sus partes que es ACTUAR EN UN ESCENARIO.

El cantante tiene que tener buen gusto. El buen gusto se entrena, no sale de la noche a la mañana. El buen gusto no es producto (al menos no tan solo) de la educación y de la teoría, es producto de la experiencia, como todo. Nuestras neuronas responden activamente a los hechos ambientales (culturales, naturales...) y en base a ellas actuamos.
Vivir no es otra cosa que actuar. Persona. En latín persona es máscara, máscara de actor. En nuestra sociedad persona, personalidad... es lo que nos identifica más allá del DNI, más allá del ámbito público, es lo que nos convierte en sociedad civil. Y de nuevo la sociedad civil es mucho más que la suma de las partes (de las personas/personalidades).

El cantante que os traigo hoy (digo "hoy", ¡como si cada semana trajese a uno diferente!) es Rob Halford. Ya hablé, repito, de Axl, otro día de Michael Jackson y otro día de Camarón. Son estilos muy diferentes y hoy me gustaría hablar de la evolución de Rob comparada a la de Axl.

Ambos comienzan a cantar muy jóvenes.
La vida de Rob es mucho más sencilla que la de Axl. Es una persona mucho más culta, más interesada por asuntos sociales, literatura inglesa, lovecraftiana... como así podemos ver en muchas de sus canciones (dioses, acontecimientos atmosféricos fuera de lo común). Al ser un hombre más culto sus letras no solo tratan de amores no correspondidos y de conflictos con la policía. Axl ganará a Rob en el compromiso social. A pesar de su inferior educación Axl Rose tiene un compromiso político mayor en sus canciones, desde su primer disco hasta su último disco. Un buen ejemplo de esto sería Civil War o Get outta get me.

Sin embargo, no estoy diciendo que Rob Halford sea un cantante apolítico. Creo que es un hombre comprometido. Más allá de pertenecer a la subcultura del metal, pertenece a otra subcultura que ha permanecido como tal en buena parte de finales del siglo XX: la subcultura gay. Rob Halford fue el primero en extraer la forma de vestir de la estética leather gay y traspasarla a un ámbito totalmente heteropatriarcal y machista como era (y, en ocasiones, sigue siendo -puedo dar fe de ello-) el metal.
Canciones como Screaming for vengeance (que os adjunto aquí), Electric Eye (una crítica a las agencias de información omnipresentes, al ojo que todo lo ve...) y, sobre todo, Breaking the law... son una buena muestra de cómo sin nombrar las cosas por su nombre la poesía y las letras del metal siguen pudiendo representar una crítica aguda a la sociedad. Como dicen por ahí: "poesía que no sacrifica, bajo ningún concepto, el pensamiento en beneficio de una rima agradecida".

La voz es importante, y la actuación en general también.
Axl Rose es mejor actor en el escenario que cualquier otro cantante que haya podido ver con su edad (25 a 33 años). Quizá esto tenga que ver con su hiperactividad. No hay más que ver el concierto del 88 en el Ritz (para la MTV, cuando esa cadena servía para algo más que para publicitar bazofia con ritmo).

Rob es más elegante, más pausado. Es pura pose. Una pose tranquila que en pocas ocasiones (salvo en los últimos 15 años) deja entrever el esfuerzo físico que está haciendo. El ritmo trepidante de los riffs de Judas Priest consiguen dejar exhausto a cualquiera que intente hilar varias de sus canciones.

En determinado concierto se peinan Electric Eye, The Sentinel, Night Crawler, The Ripper y Beyond the realms of death... canciones que juntas podrían terminar con cualquier cantante curtido en mil batallas. En cambio Rob Halford aguanta el tipo, chorreando sudor pero soportando carros y carretas.
Supongo que la droga ayuda.

La voz de Rob Halford era tremendamente aguda en la grabación de su primer disco (Rocka Rolla), y eso es un peligro para la elegancia en directo. Grabó este primer disco al final de sus 22 años.
Yo mismo me encuentro a la mitad de mis 22 años y con previsiones de grabar un disco en menos de medio año y doy por supuesto que la voz que tengo ahora madurará si sigo dedicándome a ella durante los próximos diez años de mi vida.

Así hizo Rob Halford y podemos ver que trata su voz mucho mejor que Axl Rose.
Se cuida más, la sabe usar mejor.
Las letras y las canciones en general de Judas Priest dejan al cantante tiempo suficiente para respirar, eso si es capaz de recuperarse de largas travesías por agudos exigentes. El cantante de Judas Priest tiene un control excelente de la respiración salvo, como digo, en estos últimos años. Cualquier vídeo de Painkiller de estos últimos años es ver a un Rob Halford desgañitado, no ya por alcanzar el tono -es imposible copiar el disco literalmente- sino por recuperar la respiración a tiempo para la siguiente vuelta de la estrofa.

Las canciones de Guns n Roses son mucho más punks, el esfuerzo que se hace en ellas por la gran mayoría de los imitadores es precisamente la imitación sucia de la voz (sucia de por sí, voluntariamente) del cantante. Axl Rose ensucia la voz y al ensuciarla no suena del todo mal por su entrenamiento y porque su tono de voz es gravísimo. Rob Halford, sin embargo, es un tenor con todas las de la ley y sus agudos son más chillones que los de Axl (más gatunos).
Un consejo. Si venís aquí para buscar información sobre cómo imitar a Axl Rose os recomiendo que no hagáis tonterías. Yo las hice desde los 15 hasta los 19 y cuando comencé a cantar con mi voz propia la cosa comenzó a mejorar muchísimo (ya no me moría a los 15 minutos de poner esa voz de gato, forzada, rasgando el puro tejido amigdálico). Tuve suerte de no tener nódulos o pólipos.
La vibración de las cuerdas vocales, en Axl Rose, recibe una ayuda terrorífica de un cierre voluntario. Es como cantar cerrando la garganta a voluntad. Con materiales perecederos podemos jugárnosla pero con nuestra garganta hay que tener cuidado. Conozco casos de gente que ha vomitado sangre por jugar a ser un rockero guay tipo AD/DC o Guns n Roses.

La voz de Rob Halford fue adquiriendo tonalidades más graves y rasgadas (voluntariamente, pero sin forzar) poco a poco. Su voz no era falsete sino una voz de cabeza muy aguda que permitía la salida del chorro de voz al que nos tenían acostumbrados pocos cantantes más.
Con 35 años Rob llegó a su madurez vocal.
Los agudos estaban más enfocados y controlados, tenía algo menos registro que en su juventud pero mucho más controlado, proyectado y limpio.

No quiero ser más teórico.
Vamos a disfrutar.

Fran Riveira, en Zaragoza, 28 de noviembre de 2013.

23 de noviembre de 2013

Postear diariamente

Hoy he vuelto a mi blog para mirar cuántas personas habían leído lo que he escrito aquí en las últimas semanas.
Las estadísticas de Blogger se han vuelto mucho más completas año tras año y ahora informan hasta de los visitantes anuales, desde el inicio del propio blog.
Aunque sean escasas para lo que suele ser normal en un blog mínimamente visitado he visto que han ido en aumento tras los pocos años que llevo escribiendo (dos veces al mes).

Es una vergüenza tener algo tan parado. Soy partidario de ir hasta el fondo de todos los proyectos pero el blog se hace cuesta arriba. No es por ideas sino por costumbre. Si el hombre (y la mujer) es un animal que se hace con el hábito escribir no va a ser una excepción.

Aunque sean durante no más de dos días, hoy quiero comenzar a postear diariamente.

Un saludo.

22 de noviembre de 2013

El fascismo galopa sin freno por las praderas del estado policial español



"O ¿en qué términos se expresa el hecho de que en la Europa de las
dos velocidades se imponga una sola policía?
Ya la sola posibilidad de aceptar la realidad
como si esta fuese única, les hace partícipes
de la miopía a todos aquellos que en verdad
optan por abrazar, como suyo propio, el método
de la indiferencia, y por tanto, cómplices de
las perspectivas de ceguera que se avecinan."

 La era de la manipulación, N.N, Habeas Corpus.

Ni ser antifascista es ser igual que ser fascista ni ser feminista es igual que ser machista.
Hemos llegado a un punto en que las palabras ya no significan nada.
El discurso dominante en los medios de comunicación es flatus vocis, ruido, aire que sale por la boca de personas que obedecen a unos intereses económicos y políticos cuyo objetivo es enmarañar aún más el estado actual de cosas, hacerlo ininteligible y volvernos locos.

No puedo echar la culpa a los seducidos por el fascismo de principios del siglo pasado, tampoco podremos culpar a esta ola neofascista que protagonizarán partidos y movimientos sociales que aboguen por un supuesto sentido común y en los que se integrarán analfabetos políticos. Analfabetos políticos, repito, sin culpa ni responsabilidad de pensar así.

Me creo que una persona pueda ser seducida por los argumentos más falaces y las consideraciones más bizantinas sobre quién tiene la culpa de esta "crisis": que si los extranjeros, que si los mariquitas, que si los huelguistas... Me lo creo porque sucede, sucedió y sucederá.

Una educación universal, aunque nos duela, no implica un pensamiento crítico universal. Que sea en algunos casos correlativo no significa que haya una relación de causa-efecto.

Estamos produciendo una generación (o varias generaciones) tan ensimismadas, cegadas y ajenas a lo que ocurre, serviles con el mortal enemigo, que llegará el día en que todo este maremágnum explote en nuestras manos.

Quiero adelantarme a ello, me declaro abiertamente antifascista. Desprecio el argumento político apoyado en falacias naturalistas y lo hago porque no todas las opiniones son válidas, hay opiniones performativas, y lo que per-forman es veneno, destruyen concordia, compañerismo o colectividad (como lo queráis llamar).

Ser antifascista no es ser un radical de izquierdas, (no hay nada de radical en descubrir algo que se encuentra claramente en la superficie) es saber mínimamente algo de historia y de política y actuar en consecuencia para que determinados avatares vergonzantes no se vuelvan a repetir.
Ser antifascista y militar activamente proclamando la lucha contra todo lo que huela mínimamente a aguilucho franquista o neonazi es apostar por ese "bien" al que todos debiéramos tender.

Por esto tiene que apostar toda izquierda, toda posición anticapitalista, ecologista, feminista, anticolonialista...

Hay que gritar contra esto hasta que nos cueste la vida (y no 30.000€) hacerlo, de momento tenemos garganta.

Francisco Riveira.

En Ejea de los Caballeros, 22 de noviembre de 2013.

14 de noviembre de 2013

Os hundisteis sin mí



Le dedicaba varias horas diarias. Era lo primero que leía cuando me levantaba. Se trataba del principal motivo de mis agobios. Ni exámenes ni familia ni proyectos propios. Ocupaba más tiempo en mi cabeza que cualquier otra actividad. Además, no era algo que pudiese hacer yo mismo y para mí mismo, tenía que contar con decenas o cientos de personas más, la gran mayoría en desacuerdo con muchas de mis acciones y, sobre todo, decisiones. Me sentía como un político que llegó a su puesto queriendo y con la mejor voluntad de todas pero al que los acontecimientos convirtieron en un gestor funesto cuyas decisiones no encontraban apoyo más que en sus propios compañeros.

Eché a mi espalda todo el peso de la organización. Era yo el que escribía, el que hablaba, el cuerpo presente en cualquier conflicto. Era yo el que me mojaba, el que procuraba tener respuestas para todo.

Hablaba de dividir el trabajo, no mi parte de trabajo sino la otra parte, la más que necesaria para que todo fuese en marcha sin problemas. Esa parte del trabajo nunca llegó a estar en manos de más de dos personas competentes a la vez. Mi parte del trabajo estaba bien organizada, tomaba decisiones, al contrario de lo que podía parecer, con el consenso de todos mis compañeros.

Mis intuiciones más felices y méritos más destacados pronto se veían envueltos en polémicas y disconformidades por cuestiones que nada tenían que ver conmigo.
Poco a poco iba transformándome en el cabeza de turco, en el farmakós a sacrificar en pos del buen funcionamiento de todo el proyecto.

Llegó el día en que me invitaron a marcharme. Me fui sin hacer todo el ruido que mis medios (que eran, en ese momento, todos) podían permitirme hacer. Creo que fue una marcha elegante, pero me dolía por dentro dejar algo en lo que llevaba envuelto 3 o 4 años de manera tan radical.

Al contrario de lo que podía parecer, mi marcha no sólo no mejoró la cuestión general sino que, tras ella, la otra persona que llevaba a sus hombros el enorme peso del "buque", cansada, lo dejó. Lo dejó a la deriva.
Entró gente poco experimentada e incapaz de dar respuesta a problemas inmediatos, gente con más retórica que capacidad resolutiva de problemas. Gente que escribía tratados para gente que sólo quería llegar y disfrutar de lo que les ofrecíamos.

En septiembre cerraron el chiringuito, en el peor momento, momento en que la competencia durísima del pez más gordo de la historia iba a terminar de comerse toda la fuerza inercial que se había conseguido tras tantos años de trabajo.

Así llevan, cerrados, dos meses y medio.
Estoy feliz de haber podido coger una de las pocas lanchas de salvamento que quedaban, antes del inminente hundimiento final.

Francisco Riveira.

En Zaragoza, 14 de noviembre de 2013.

4 de noviembre de 2013

Fallece José Luis Pinillos




Mi sentido pésame a su familia, amigos, discípulos directos e indirectos (entre los que me incluyo).
Hace varios meses escribí un homenaje a José Luis, adelantándome a este momento tan triste.
Lo vuelvo a compartir:

http://franjota.blogspot.com.es/2013/07/el-momento-de-jose-luis-pinillos.html

En Zaragoza, 4 de noviembre de 2013.