Robotín de Google

31 de mayo de 2014

Entrevista a Paul Feyerabend en la Televisión italiana - Traducción en exclusiva al castellano - Última parte

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No estoy de acuerdo con esto porque sí, por una parte, hay un programa de investigación (como el de Galileo), por la otra, también hay programas de investigación más amplios como el intento de tener una buena convivencia social que sea o no de tipo republicano o democrático. Si un cierto tipo de programa de investigación de rango reducido es parte de un programa de investigación más grande,  (y de la teología de la época se puede hablar como si fuese un programa de investigación) entonces el programa de investigación más pequeño debe adaptarse al programa de investigación más grande y no al revés.

EL PAPEL DEL ESTADO

[Entrevistador] Uno de los aspectos más novedosos en su obra es siempre para mí, cada vez que leo sus libros, la crítica que usted hace de la pseudoseriedad de la vida académica que domina en el mundo. Pero, particularmente, en Alemania, donde los profesores tienen fama de ser demasiado serios. Usted ataca la exagerada valoración que gozan estos grupos sociales y el poder que tienen en nuestra sociedad. Una de las tesis más interesantes en su libro es que, como la ciencia moderna ha debido separarse de la Iglesia para garantizar su libertad y la autonomía de los propios ciudadanos, por tanto será necesaria una separación de la ciencia y del Estado. ¿Puede explicarnos más en detalle cómo ve usted esta separación entre Estado y ciencia?

[Feyerabend] Bien, la separación entre Estado e Iglesia significa, a mi parecer, que en las escuelas públicas financiadas por el Estado no se enseña la religión. Puede enseñarse en las escuelas privadas, puede enseñarse a través de otros canales especiales... y lo mismo debería ocurrir con las ciencias. Debería también ejercerse mayor control público del uso del dinero destinado a las ciencias, a los proyectos científicos. Mientras tanto, he aquí lo que ya sucede. En --- he leído un artículo sobre la financiación --- , es decir, un tipo de distanciamiento público de cara a sostener determinados programas científicos de suerte que, el personaje que ha encargado el programa tiene el derecho de asignar (este es el término ténico) una suma de dinero para proyectos científicos considerados buenos sólo porque dan dinero a su Estado. En estas condiciones la idea del científico libre, independiente del ambiente, que persigue autónomamente sus propios objetivos, es verdaderamente irreal. Una figura de este tipo simplemente no existe. Me encantaría que la intervención pública fuese más sistemática y fuese realizada con un ojo a las ventajas para la población de un Estado. Unas ventajas no solo en términos financieros sino en términos de productos creados por los científicos. Quisiera que por ahí fuese guiada la investigación científica. Esta guía, sin embargo, ya existe. No querría que se dedujera de esto que la ciencia ha de ser enseñada y que aquello que la ciencia afirma (como está enseñada en las escuelas) va a ser siempre aceptado. Estaría bien que, como la religión, fuese enseñada en cualquier parte, por canales diversos o más periféricos. Así, debería enseñarse a todos los jóvenes. Lo mejor, el mejor tipo de formación, sería esta competencia en relación de chicos que mano a mano crecen y a los que se cuenta una gran variedad de historias, a los que les encanta escuchar historias de diverso género, contando historias diversas con cuestiones cosmológicas científicas, de suerte que también se pueda contar al niño cuestiones de cosmología mítica, puntos de vista religiosos, etcétera. Una vez hecho esto se les explicará a ellos: "Escuchad, estas son las convicciones más populares en la actualidad. Si queréis acertar moveos en esta dirección." Así, cuando se hagan grandes, podrán hacer un cierto cuestionamiento de las causas y no sólo en base a los hábitos de aquellos que están en su entorno. Creo que podrían ser también científicos mejores, si fuesen capaces de ver los límites de las ciencias, sabiendo también las alternativas. Y que podrán sentirse inspirados de cualquier contenido de las alternativas. Y que serían también mejores ciudadanos.

[Entrevistador] ¿Usted estaría de acuerdo con la mayor parte de los fundamentalistas protestantes, los cuales quieren que en las escuelas no se enseñe tan solo el darwinismo sino también el relato creacionista de la Biblia?

[Feyerabend] Sí, ¿por qué no? ¡Se llevan enseñando tantas cosas sin sentido en la escuela...! Si pensamos en aquello que se escucha en el campo de la historia, a propósito de las guerras, etcétera... van juntas tanta inmundicia ahí! No creo que sea tan dramático si se usase un poco de aquella otra inmundicia, en caso de que se considere como tal, y que se ponga en circulación. ¿Por qué ser tan selectivo y decir que probablemente no podamos cuando, de la otra parte, se enseñan tantos otros disparates?





LOS LÍMITES DEL RELATIVISMO

En este momento llegamos a una de sus tesis más populares, es decir, la famosa afirmación de que "todo vale". Usted está interesado en la proliferación de teorías e interesado de tener, como decía hace poco, una rica variedad de flores, y quiere que superemos la limitación de un estúpido dogmatismo. Por otro lado, naturalmente, hay fuertes objecciones contra el principio "todo vale". Si algo vale, no hay ninguna razón por la cual se deba investigar mejores alternativas. El resultado podría ser el dominio de una absoluta mediocridad aceptada por todos, sin ninguna investigación de alternativas. En este caso, obviamente, no habría nuevas teorías. Y, si aceptáramos la afirmación también en la práxis, seguiría que no habría ninguna diferencia entre aquello que es moralmente legítimo y aquello que no lo es. Ahora, la pregunta que le hago es la siguiente: cuando leo su libro por primera vez probablemente su afirmación me irrita pero, después, releyéndolo por segunda vez, pienso que debería asumir la afirmación e interpretarla en el sentido de lo que usted ha llamado "dadaísmo intelectual". Es decir, significa que no solo no deberíamos tomar en serio todo aquello que los viejos profesores de la antigua teoría de la ciencia han escrito sino tampoco tomar en serio su (de usted) afirmación; y que esto también acepta la autocancelación de "todo vale", y que con esta afirmación usted quería evidentemente sacudir el terco dogmatismo pero no desarrollar a su vez una posición dogmáticamente relativista. [Feyerabend] No no... déjame comenzar desde un lugar totalmente distinto. Déjame ilustrar la situación política actual. En todas partes del mundo la gente muere, es atropellada, tiroteada, por hambre. No tiene medicinas suficientes, muere por enfermedades, no tiene suficiente agua potable. Podrá existir también el que diga: nosotros no podemos interferir, esta es una cultura existente y no debemos tocar las culturas que han seguido una historia diferente. A este modo de pensar yo digo decididamente NO. Donde hay miseria debe haber una interferencia, a veces una interferencia casi bélica. Pienso que los límites están cuando la gente comienza a sufrir, ahí es cuando se piensa cómo debe ser pergeñada la interferencia. Uno de los tipos de relativismo que yo no sostengo es que hay culturas diferentes y que cada cultura es una auténtica entidad sostenida a la cuál nos podemos acercar con reverencia pero nunca con violencia. Este es un principio extremadamente peligroso. También en un país como los Estados Unidos, cuando hay peligro para los individuos y hay sufrimiento, se debe intervenir de cualquier forma porque está inmerso un valor básico: el bien estar de los seres humanos, por lo que respecta a la comida, las medicinas, la paz, etcétera. El principio de que "todo vale" quiere encontrar aplicaciones sólo en el interior de las ciencias, no en general. Pensemos en un científico que se tome muy en serio ciertos problemas y que quiera resolverlos. No se puede decir anticipadamente qué aproximación funcionará. ¿Funcionará en el momento en el que se siga un experimento muy riguroso o funcionará en el momento en el que se haga una conjetura vaga y se proceda en base a ella? No se puede establecer con anticipación. --  Bueno, déjame comenzar en otros términos, no desde la ciencia, es decir, desde el hecho de que existe una visión de las cosas sostenida por antropólogos desde hace mucho tiempo (especialmente por aquellos convencidos de hacer investigaciones objetivas) según la cuál las culturas son, más o menos, entidades estables, que tienen un valor en sí mismas.

Aquí tenemos a los que una y otra vez han sufrido las intrusiones de la civilización occidental en varias regiones, que muy de vez en cuando han provocado daños peores... Sostengo que debemos respetar las culturas, que no podemos interferir con ellas. Pienso que hay un límite como este. Un límite señalado por el sufrimiento humano. Hoy en día hay mucho sufrimiento provocado por la guerra, por la insuficiencia alimentaria, por la carencia de medicinas, de la falta de soluciones por parte de aquellos líderes que no representan la cultura y que, en vez de eso, son tiranos ávidos de poder, etcétera. Y aquí, a mi parecer, se encuentra el lugar donde la interferencia debe actuar más deprisa. No se puede aceptar que alguien diga: es una cultura diferente, se matan entre ellos a su manera. No. Creo que, sobre este aspecto, la humanidad es una sola y, por tanto, el sufrimiento debe ser eliminado.

Post número 100



Pues nada. Ya hemos llegado. Cien post aquí.
Por un lado es preocupante que en la época de mi vida que más cosas tenía que escribir haya sido aquella en la que menos he escrito. Prácticamente todo lo que no me he visto obligado a escribir por cuestiones universitarias lo he dejado en el blog.

Mis inquietudes han sido bastante diversas aunque ha permanecido flotando por encima de todas la cuestión del cientificismo y de la ciencia en general, puesta en crítica por la filosofía del conocimiento (epistemología). Gracias a eso y a, por supuesto, los que me guían en mi carrera, tengo más o menos claro a lo que me voy a dedicar en un futuro académicamente. Estoy contento.

Por lo demás, he aprovechado este espacio para dar mi opinión mejor o peor fundamentada sobre distintos aspectos del mundo en que nos encontramos, de sus estructuras políticas y económicas. También he hablado de música, no con un lenguaje tan complejo como me gustaría pero con mucha intuición. El mejor método para comunicar pensamientos complejos son las palabras complejas y para saber expresarse de manera compleja hace falta haber leído mucho. Ojalá volviese de nuevo a leer todo lo que leía hace años. Si de alguna actividad que haya hecho en mi vida no me arrepiento es precisamente de las horas de lectura. Por tanto, quiero que este pequeño post de celebración sirva como un argumento más para leer mucho: a veces leer salva vidas. O, si no las salva, las encauza. Si no las encauza (vamos a ponernos en el peor de los casos) al menos consuela, o quita todo consuelo dando un conocimiento general del mundo. También hay que ver qué cosas leemos, porque por lo general la narrativa del siglo XXI para jóvenes es un constante aparecer de clichés masticadísimos que no dicen nada nuevo.

Otra de las cosas que me gustaría recuperar antes de que fuese demasiado tarde es el podcast. Comencé este blog como apoyo del podcast, para poner enlaces, publicitar o comentar los audios, y se ha ido poco a poco dando la vuelta hasta el punto de que ahora ya no grabo nada para el podcast pero escribo aquí varias veces por semana.

En los últimos meses he conseguido una actividad semanal en el blog y por eso estoy contento. Por otro lado, más contento aún estoy cuando algunos de los lectores que se asoman a este espacio deciden comentar sus impresiones. Muchas gracias a todos.

De todas formas, ni he terminado ni estoy contento del todo con el camino que está tomando este blog. Quizá en unos años, si decidiese hacer un podcast semanal, un post diario o cada dos días... y de paso escribiese comentarios en otros blogs y me publicitara más... las visitas aumentarían bastante. Pero creo que no estoy en la labor de dedicarme un 30% a la escritura y otro 70% a la publicidad, eso se lo dejo a los que quieran perder tiempo de su vida en ser sus propios departamentos de marketing.

Mis objetivos de cara al verano (o dentro de unas semanas) son los de escribir diariamente y de hacer un podcast semanal. Por lo pronto, la traducción de Feyerabend está a punto de completarse. Tengo que hacer unas correcciones y en cuanto las termine publicaré el primer episodio de podcast de la nueva temporada con la entrevista entera doblada al castellano. También publicaré esa entrevista en Scribd o en alguna otra red social de documentos libres. Espero cumplir estos objetivos sin excusas de tiempo o de incapacidad.

Espero que no me cueste otros cuatro años llegar a los 200.

Un saludo.

Francisco Riveira
En Zaragoza, 31 de mayo de 2014.

30 de mayo de 2014

Entrevista a Paul Feyerabend en la Televisión italiana - Traducción en exclusiva al castellano - 4ª Parte




[Feyerabend] Pienso que hay científicos que no comparten ninguno de sus criterios sino que tienen en mente algo totalmente distinto. Aquí vale lo que vale, a propósito de la posición del hombre en el universo. Si se cree que el hombre está en una posición tal por la cual (la vieja cuestión de la verdad) la verdad es para él evidente quiere decir que ha existido un dios benévolo creador que no ha hecho del universo un paso universal sino que lo ha construido para que el hombre pudiese hacer algo. Esa estará más inclinada a una visión empirista. Si, por el contrario
, según los agnósticos, se piensa que dios está lejísimos, que el universo que nos envuelve es un engaño, por así decirlo, de las ideas del dios abstracto y distante, pensaremos que los sentidos del hombre no están hechos para descubrir la verdad. Depende de un amplio fondo metafísico si uno se ha inclinado a este o a aquel otro criterio. Pero, en muchos casos, las ciencias no comparan ni el uno ni el otro. Podemos encontrarnos en frente de algún problema en el sentido de Kuhn. Algo no muy importante pero que fastidia y que se quiere resolver. Y, entonces, si se transita por vías extrañas no se pide una coherencia ya que el problema es muy limitado. Pero, al final, se llega a buena una solución. En cambio, la gran alternativa que usted me propone tiene sentido en tanto en cuanto alternativa entre dos posiciones contrapuestas del hombre en el universo. El hombre se ha colocado cerca de un dios benigno que lo lleva cerca de aquello que sucede o de una especie de bastardo que lo pone lejos de cada cosa, sin que él pueda fiarse de sus sentidos. Al nivel metafísico la pregunta es plausible mientras que en la práxis científica algunos pueden estar influenciados y otros no. Algunos pueden no estar influenciados por ningún criterio y, aún así, conseguir éxito al igual que aquellos que sostienen algún tipo de metafísica. Por eso yo no daría mucha importancia a esta alternativa a no ser que sea a un nivel metafísico muy general y no para las ciencias.


[MÚSICA]

LA RETÓRICA DEL CIENTÍFICO

Esta historia del instinto de los grandes científicos... me impresiona cuando pienso en cuántos científicos cualificados como grandes por alguno de sus logros, a fuerza de usar su instinto, acaban al final por quedar en nada. El Einstein tardío es un ejemplo. Después de haber realizado grandes logros en cada sector, en los cuáles él fue un gran científico, buscó elaborar una teoría del campo unificado pero sin éxito. Se decía: "se está volviendo viejo, ya no es capaz de usar sus propias ideas. No es capaz de captar las nuevas ideas." Existe, por tanto, un instinto de los grandes científicos que no lleva a ninguna parte. Newton ha sido, probablemente (y no se sabe lo suficiente) uno de los máximos científicos de siempre si se considera su investigación en los campos de la alquimia, de la teología, de la física, de la cosmología y prácticamente en cada sector del saber humano. Pero, incluso siendo el gran científico que era, avanzó con las ideas que según él decían que los planetas se movían de acuerdo al dictado de dios. En seguida se dice: ¡qué idea tan ridícula! Y quizá, por esta idea, tenía en ese momento pruebas empíricas además de argumentos teológicos. Para él dios no era un principio, era una persona, un padre que toma personalmente cuidado de sus criaturas.





Esto significaba que el universo no era algo que dios construyó en su tiempo libre para luego tirarlo por ahí, como pensaba Leibniz sino que era algo sobre lo que él permanecía siempre con amor. "Dios es un padre", afirma el propio Newton. Y nuestra relación con él es de subordinación y no de reconocimiento de un principio. Ha habido un gran número de científicos que han hecho hipótesis variadas. Galileo fue un gran científico que hizo las hipótesis apropiadas sobre algunos aspectos. Esto no quiere decir que en general los grandes científicos hacen las hipótesis apropiadas. Ellos fueron muy afortunados... pero hay más. Cuando se lee cualquier libro sobre los distintos tipos de argumentaciones sobre la existencia en los tiempos de Galileo estas provienen de Aristóteles: la demostración, la dialéctica, la retórica. La demostración es el tipo de argumentación con la que se establece la validez de una afirmación en términos absolutos.   La dialéctica comporta la discusión entre individuos de opiniones diversas sobre algún asunto sobre el cuál no se llega a una conclusión. La retórica trata de aquel tipo de argumentaciones que trabajan sobre las debilidades del oponente, que busca su fragilidad psicológica y que, por tanto, busca ganarlo. El autor del libro (...) ha calculado el porcentaje relativa a los tipos de argumentaciones usadas en el período de la revolución copernicana descubriendo que, en el tiempo de Galileo (en el que el autor se concentra), el porcentaje de argumentaciones retóricas crece mucho no solo en el mismo Galileo sino también en sus adversarios. Y que indica que se trataba de un caso que no podía ser manejado con métodos más rigurosos de argumentación. Era un caso difícil, un caso de fe o no fe sobre el cual se apostaba algo. Galileo descubrió la solución correcta, es decir, algo que más tarde sería utilizado por Newton, para que aclararlo: lo que Newton afirmaba sobre el universo era bastante diferente a lo que afirmaba Copérnico. Por ejemplo, no había esferas celestes. Copérnico fue abandonado en el mismo momento en que fue aceptado. Cuando finalmente la visión copernicana tenía argumentos positivos a su favor fue abandonada porque entre medio había habido nuevos descubrimientos. Pero ya en el tiempo de Galileo la visión copernicana se debatía entre dificultades notables. En una situación de este tipo tiene sentido, para un científico, decir: no hay que pensar en la dificultad, esta es la apuesta correcta, trabajaremos sobre esa y al final tendremos éxito. Eso es cuanto hace Galileo. En una situación de este tipo y para mantenerse en línea con los seguidores y conquistar a los demás no hay argumentos científicos sino, más bien, argumentos retóricos: eso es cuanto hace Galileo. En mi libro decía que su comportamiento era del todo legítimo. Muchos científicos, también en épocas recientes, se han comportado de la misma manera al encontrarse en dificultades. Sólo para mantener sujeto el movimiento y hacerlo progresar. Para demostrar que en el fondo la propia visión es correcta en el fondo sirve el movimiento (retórico) o una investigación detallada. Tycho Brahe resolvió casi todos los problemas de los ptolemaicos pero Galileo no habla nunca de él, en una estrategia retórica, no lo ataca nunca. Tycho Brahe no existe. Tycho Brahe estaba aceptado por la Iglesia porque la Iglesia podía estar de acuerdo con los resultados de las observaciones y estos eran (los resultados) los que mantenían la tierra en el centro. Por esto defendían a Tycho Brahe. Galileo no habló nunca de él si no fue para releerlo y liquidarlo. Estaba claro que se trataba de una estrategia del todo retórica. A este propósito consentidme llevar el discurso sobre una cuestión totalmente distinta. Lo que me interesa es que la Iglesia hizo una elección sobre el punto de vista a aceptar. Galileo hizó una elección diferente. Galileo decía: "La elección que he hecho deberá ser separada de la teología porque partirá solamente desde el ámbito de las ciencias". Rechazaba cualquier autoridad extracientífica que dijera qué visión del mundo debía ser aceptada.

25 de mayo de 2014

Democracia, elecciones, abstención



No me gusta escribir como los periodistas oportunistas. Bien, no son oportunistas, es su trabajo, pero su trabajo es escribir por cualquier oportunidad. Mis principios son muy contrarios a esto, como ya expuse hace años en algún episodio de mi podcast (sobre la velocidad de la información, etc) pero antes de que esta introducción se convierta en un culto innecesario al ego , pasaré a comentaros por qué escribo, y luego escribiré.

Escribo porque si no no me voy a quedar tranquilo. No debería estar escribiendo, tendría que estar leyendo, pero mientras leía veía mi Twitter a rebosar de comentarios, de retweets, etc... y yo seguía la dinámica de retwittear, compartir información e impresiones. Por suerte, a lo largo de los años he ajustado bien las redes sociales en las que estoy de suerte que siempre me toque hablar con gente de mi palo ideológico. Esto, más que una voluntad perfectamente consciente de querer "no salir del nido" es, por otro lado, una evasión de la pérdida de tiempo más capital de nuestra era: la procrastinación. Pero, además, procrastinar con gente con la que no se comparten ideas y el hecho de que ni tú ni ellos tenéis el tiempo suficiente como para argumentar más allá de lo panfletario (que no os quepa duda, Twitter es el panfleto del siglo XXI)-digo, procrastinar con esa gente, es de lo más estéril que uno puede hacer.

A pesar de todo esto no he podido evitar escuchar unas cuantas voces en las que se me animaba a votar, bajo riesgo (según ellos) de no poder quejarme durante el resto del año. Luego contraargumentaré esto, política y filosóficamente.

Luego están los que te animaban a votar porque así cambiarás las cosas y desplazarás del poder a aquellos que han hecho un feudo de su sillón en parlamentos nacionales y locales. Luego contraargumentaré esto, política y filosóficamente.

También tenemos a los que te piden explicaciones por tu abstención. "¿Por qué no vas a votar? - Dicen". Y tú te ves en la necesidad de explicar de manera negativa (en sentido lógico). ¿Por qué no hago algo? ¿No hay, más bien, que argumentar el porqué de las cosas, y no el "porqué no"? Luego contraargumentaré esto, lógica y filosóficamente.

Con esto ya puedo hacer un post interesante, allá vamos:

...

-Vota o no te quejes: Esta falacia ad hominem tan clara como la luz del sol en un día de verano es la favorita del analfabeto político. El contraargumento político es el siguiente: la política no se reduce tan solo al voto. Se puede ejercer políticamente de muchas otras maneras que con el voto. De hecho, diría que el voto es algo propio de la modernidad y es, por así decirlo, el método de hacer política que menos sirve, que menos cala y que es más absurdo. También están los que argumentan con el corazón, al estilo de la Asociación de Víctimas del Terrorismo y me dicen: ha muerto mucha gente para que tú hoy puedas votar. También murieron muchos para que la jornada laboral fuese de ocho horas, y no tenemos por qué conformarnos con las ocho horas. Se reduce el "espíritu" democrático a una papeleta que es, sin dudarlo, parte de la tecnología democrática. En palabras de Gustavo Bueno: corremos el riesgo de olvidar que la democracia es irreducible a sus fórmulas prácticas (jornada electoral, votos cada cuatro años, gobierno "del pueblo") y que va mucho más allá. (Estoy ya en el contraargumento filosófico). Por otro lado, yo entiendo, con Max Weber, que la política no es el baile electoral y que el sistema electoral y parlamentarista mentirosos son una pasarela de modelos más en las que se nos presentan las novedades anuales, revestidas con algún cambio mínimo en tejidos, materiales y patrones de corte, pero que adolecen de la misma superficialidad de siempre.

- Vota, así ya no gobernarán más: el voto, visto así, es un voto en contra. Sé que la gente, por mi experiencia y por otras experiencias históricas y políticas, funciona de manera combativa. Se vota de manera combativa, esto es, mi voto no es a UPyD (por ejemplo) porque me guste UPyD y sus ideales, sino porque van a ir en contra de los coches oficiales del PPSOE.  Por poner un ejemplo. Otro ejemplo es Podemos. Una de las palabras clave, uno de los think tanks de esta agrupación política es la "casta política". Se ha desdibujado la denuncia literal de los problemas para poder pasar a ser admitidos popularmente con ideas licuadas y pasadas por la criba de lo políticamente correcto. Ya sabéis el problema de la homeopatía, ¿no? Que de tanto diluir el principio activo al final no queda nada con lo que te puedas curar, solo sugestión. Ese es el contraargumento filosófico. El político es claro: es una mixtificación pensar que el voto modifica de alguna manera a los realmente poderosos. Los realmente poderosos no son votables.  El problema no está en el PPSOE, aunque ambos estén a las órdenes de los que realmente son el problema. Y, diría más, ni siquiera esos que pensamos que realmente son el problema lo son del todo. Pensaría, más bien, que el problema es una estructura y que todos ellos están insertos en la misma, casi sin saberlo, pero proclamándola como lo natural y manteniéndola en el tiempo.

- Tonto el que vote, ¿por qué tengo que explicar por qué no voto? : El voto, digo, es algo muy moderno. Se ha hecho política de mil maneras diferentes antes de que apareciera el sufragio universal. Somos incapaces de entender otras formas de hacer política porque estamos tan inmersos en el argumento de esta obra de teatro electoral que se nos olvida que es factible, posible y hasta deseable, otro tipo de política. Por supuesto que no me quedo con épocas pretéritas en las que las mujeres no tenían capacidad de decisión, ni doy por buena la democracia ateniense, como algunos profesores helenistas parecen hacer, en la que sólo podían acudir al ágora los que podían dejar sus asuntos en manos de otros, es decir, los ricos... No, no me refiero a un sueño histórico. Todos sabemos que la enfermedad más común en la izquierda es el infantilismo. No quiero ser mal entendido, no hay cosa más irritante que ser malentendido. Digo que no es la única manera.
Pero eso ya lo respondí antes.
La respuesta negativa es como responder a un cristiano cuando te pregunta por qué no crees en su dios.  La idea es la contraria: dime tú por qué crees. Dime tú por qué votas. Dime tú qué principios te han llevado a depositar ese papel en la urna. Dime qué secreto placer has sentido cuando has ejercido tu derecho al voto y dime si se diferencia algo del cristiano redimido de sus pecados un domingo cualquiera. No se pueden dar razones de algo que no existe, y yo no te puedo dar razones de por qué no voto, porque precisamente no lo hago. Quizá te pueda dar razones de otras maneras más deseables de hacer política. Quizá estés buscando estas maneras leyendo este post, pero hoy no he venido a hacer propuestas, he venido a desmenuzar ataques.
Sí, pretendo con esto (de manera lógica) reducir al absurdo esa pregunta.

Dios no existe. Pero decir esta frase es no decir nada. Yo no voto porque blablabla. Pero expresar esas razones están dando por hecho que hay que enfrentarse al voto como institución naturalizada. El voto no es natural ni es la manera natural de hacer las cosas, precisamente porque no hay nada natural en nuestra manera de hacer las cosas. El voto es una institución y es esa institución la que debe explicarse a sí misma, y legitimarse. Si, de repente, se encuentra con que gente como yo (o como vosotros, lectores) no está de acuerdo con dar al voto una importancia que no merece... entonces no pasará nada. Pero si este sentimiento se generaliza quizá una institución así tiemble y desaparezca: ni es la primera vez que ocurre -la desaparición de una institución por la puesta en duda de sus principios técnicos e ideológicos- ni seguirá así por siempre.

Pensando de manera utilitarista, el voto no es útil más allá de lo que pueda suponer de cambio dentro del propio teatro electoral. El voto (no voy a hacer demagogia) no sale de ahí, no modifica ninguna estructura esencial (económica, política o social). El voto y su endiosamiento son una manera sutil de legitimar tales instituciones. Pero toda esta reflexión formaría parte de otro post. Yo ya he respondido con todo esto a las preguntas más comunes que se nos hacen.

Un saludo.

Fran Riveira
En Zaragoza, 25 de mayo de 2014.

19 de mayo de 2014

Home-schooling - Publicado en 2011



Cuando el exceso de información se vuelve perjudicial, cuando nuestras escuelas e institutos sufren de un abandono de alumnos constante, cuando desde no pocas instituciones se encienden todas las alarmas para tratar de subsanar esta problemática, llaman a nuestra puerta unos vecinos con nuevas ideas y modelos educativos que, a pesar de haber estado siempre ahí, de pronto se hacen presentes y nos obligan a fijarnos en ellos.

Educar en casa fue muy común hasta que se logró el acceso a una educación gratuita a la mayor parte de la población. Las familias ricas, normalmente nobles o burguesas, solían tener en sus grandes viviendas a institutrices y maestros privados que acudían para enseñar a los infantes toda suerte de temáticas: idiomas, filosofía, economía, política, religión, etcétera.
Como ejemplos tenemos a Malthus, quien en su casa solariega de Bramcote recibió la más variada educación y tras la cual entró en varias academias y universidades; o al mismísimo Goethe, a quien su propio padre tutelaba, un abogado retirado ya de la vida pública, que le imbuyó de un gusto y una pasión desmedidas por el saber, donde destacaban las lenguas antiguas (aprendió hebreo y árabe), la medicina y, cómo no, la literatura.


Se puede comprobar por la talla e importancia histórica de estos hombres que la educación en casa no les supuso ningún hándicap sino, quizás, todo lo contrario: les produjo un súbito encantamiento por el saber y por el conocimiento humano y religioso; en cierto modo se independizaron de una enseñanza reglada, formal y, como bien lo señala el helenista y filósofo sevillano Emilio Lledó, del “asignaturismo” que hoy impera en muchos países europeos y americanos y que nos impide disfrutar de lo que estudiamos y hacemos precisamente por esa necesidad de cumplir con las exigencias del expediente.
Pues es así y conviene destacar que la educación actual está enmarcada previamente en unas asignaturas y unos objetivos que suponen un terreno arado para medir y calificar al alumno pero que al fin y al cabo muchos ellos se “desencantan” y terminan por abandonar.


El home-schooling lleva dándose en Europa y en otros continentes desde tiempos remotos, muchas veces esto era debido a la pésima e insuficiente educación pública a la que podían acceder pero... ¿qué ocurre en la actualidad?, ¿existen familias en la actualidad que educan a sus hijos dentro de sus casas?

Así es, esta modalidad de enseñanza, a pesar de ser infrecuente, día a día va tomando mayor importancia. No hay registros fiables que nos indiquen el número de familias que en la actualidad educan en casa pero pueden ser unas 2000.
Las familias que educan en casa no tienen por qué tener características especiales ni ideologías liberales o conservadoras. Según encuestas, el 50% de los padres que hace home-schooling tienen estudios universitarios, un dato bastante llamativo puesto que el porcentaje general en España de padres con estudios superiores no alcanza el 20%. Incluso, de las encuestas, llama la atención cómo de estas parejas, son más las mujeres que poseen estudios superiores en comparación con los hombres. Un 65% de los encuestados no son practicantes, frente a un 22% que toman la religión como algo trascendental para su vida y la de sus hijos. Su nivel económico, al contrario que hace siglos, está dentro de la media española. Para mantener a sus hijos educados en casa es muy común, además de necesario, que solo trabaje uno de los dos cónyuges y que el otro quede en casa cuidando de la educación de sus hijos, o que ambos trabajen a tiempo parcial y se repartan la tarea. Su ideología política no es extremista, más bien se encuentran en el centro del sistema, no se puede achacar a este modelo de educación ningún tipo de sesgo ideológico aunque haya familias que, obviamente, lo tengan, como veremos a continuación.

Y bien, tras comprobar mediante las encuestas que estas familias poseen las mismas características que cualquier otra, ¿qué razones tienen para querer que sus hijos no acudan a clases?

Son varias y de muy diversa índole, pero las más destacables son sobre todo las de tipo pedagógico: la incapacidad de la escuela para educar a sus hijos con contenidos de calidad, la dificultad de los profesores para enseñar individualmente a cada niño, el poco trabajo que se toma para despertar el interés por el conocimiento en los alumnos , la imposibilidad de resolver necesidades educativas especiales como la dislexia, discalculia, superdotación intelectual, etcétera y también, en el terreno ideológico, inadecuación de contenidos curriculares como algunas asignaturas o contenidos concretos, a saber, la teoría de la evolución, la asignatura de Educación para la ciudadanía, religión, etcétera.

Pero, ante todo esto, ¿qué opinan los protagonistas?
Por lo general, los niños educados en casa, llegan en temprana edad a ser mucho más independientes de los adultos, muchas veces el ritmo de aprendizaje que llevan no es el mismo que en el colegio, sino que se les permite una mayor tranquilidad sin necesidad de competir contra un horario o contra los demás alumnos. En la mayoría de casos no comienzan a leer hasta a partir de los ocho años, pero según ellos y sus padres, el hecho de no estar obligados sino de simplemente ellos mismos desear leer, les hace disfrutarlo mucho más y tener un mayor gusto por la lectura y por el conocimiento. Así ocurre con muchas otras disciplinas. Bastantes niños educados en casa llegan a la educación secundaria con un nivel más alto que el de los que estudiaron primaria en un colegio.
Los niños encuestados dicen que son felices, que esto no les impide tratar con los demás niños ni les supone un problema de integración en cualquier grupo de semejantes. Además muchos de ellos destacan la tranquilidad y lo a gusto que se sienten al coger cualquier libro o asignatura que estudiar, lo ven no como una tarea pesada que cumplir, sino algo que les va a llenar como personas y les va a dar mayor felicidad y satisfacción.


Pero como siempre, hay detractores de este modelo de educación en casa. Muchos dicen que esto les supondrá a los niños un déficit y una mayor dificultad a la hora de llevar a cabo relaciones interpersonales. También ponen encima de la mesa que este tipo de educación sea obligatoria y que, por tanto, sea necesario que todos los niños y adolescentes deban estar obligados a asistir a clases. Otros argumentan la incapacidad de los padres para enseñar contenidos más concretos y complejos a sus hijos, aquellas asignaturas que requieran una mayor especialización y donde la mano de un profesor no se pueda superar por la del padre.


Gran parte de las familias que educan en casa están dentro de procesos judiciales por abandono del menor, y están luchando para que se les permita o, al menos, se llene el vacío legal en esta modalidad de educación que no aparece explicitada. Aunque muy pocas de estas denuncias han sido llevadas a los tribunales, ya que es una matería que siempre se ha encontrado (es decir, no está regulado ni prohibido).
Ya en Cataluña, con su LEC (Ley de Educación de Catalunya), concretamente en el artículo 55, se contempla la posibilidad de que las familias pongan en práctica una educación no presencial para toda la educación obligatoria.
En el artículo 27, apartado 1, de la Constitución Española también aparece reconocida la “libertad de enseñanza”, al igual que en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, donde, en su artículo 26, punto 2º,  aparece que “Los padres tendrán derecho preferente a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos”.

(En Logroño, 15 de enero de 2011).

18 de mayo de 2014

Entrevista a Paul Feyerabend en la Televisión italiana - Traducción en exclusiva al castellano - 3ª Parte




HIPÓTESIS Y TEORÍAS

Ya sabes, una de las dificultades que indujo a Newton a pensar que dios interfiere en el orden de los planetas fue la llamada "gran disparidad entre Júpiter y Saturno". Parecía que a lo largo del tiempo Júpiter y Saturno se alejaban cada vez más entre sí. Pero, teniendo en cuenta las observaciones antiguas de los observadores babilónicos conocidas a través de Ptolomeo, Newton sabía que en la antigüedad el sistema planetario era más o menos lo mismo que hoy en día. Por otro lado, la tendencia del alejamiento recíproco era innegable. Así, él concibió la idea de que dios, periódicamente, regula el lugar del sistema planetario. Otros decían, por otro lado: utilizando la teoría de Newton encontraremos al final que el fenómeno puede ser explicado por la física sin ninguna intervención divina. Tomó más de 200 años llegar a encontrar esta explicación pero nunca se llegó a pensar que la dificultad podría llegar a ser resuelta. Las dificultades pueden permanecer por muchos siglos y por alguna razón metafísica se puede seguir creyendo que una teoría sea correcta hasta que finalmente no se descubre que esa es, efectivamente, correcta. Otro ejemplo es la historia inicial de la mecánica ondulatoria, por bastante tiempo Schöringer creía que eran las ondas, que las partículas elementales tenían una naturaleza ondulatoria y, sobre esta base, elaboró el espectro de nitrógeno en clave relativista teniendo en cuenta los descubrimientos de Einstein. Pero llegó a valores incorrectos respecto a los cuáles que estaban perfectamente asumidos en el caso del espectro del nitrógeno. Y, entonces, ¿qué hace Schrödinger? ¿Se retractó, quizá? No dice "me equivoqué". Da un paso atrás, por el contrario, y dice: no trabajaré con las categorías de Einstein pero sí con aquellas anteriores a Einstein. Por así decirlo, utilizó una teoría peor respecto a la que la mayoría abrazaban en su época.La teoría peor dio mejores resultados que la teoría mejor, explicada bastante más tarde. Así, la idea de que cuando más adelante encontramos una prueba que contradice la teoría anterior y que, entonces, hay que renunciar a la teoría previa, no puede permanecer en pie. A veces esta actitud nos ha llevado a algunas partes, pero otras veces no. Lo que hay que hacer es decidir caso por caso. Esto significa que es preciso conocer bien el caso en cuestión.  Es útil, para este fin, tener, por así decirlo, un cuadro de instrumentos, una reserva de reglas metodológicas. Reglas dispuestas en orden alfabético. "Aquí, va aplicada esta regla, o la otra". Esto es muy útil. Y, sobre esto, reseño la regla que Popper introdujo en el cuadro de instrumentos:la regla de falsación fue una adición muy útil. Y su error (de Popper) fue el de considerarla el único instrumento apropiado, el único medio útil para verificar las teorías. Aquí está su error. Tendría que haber dicho, por el contrario, "hemos acabado con nuestra reserva de instrumentos". La regla de instrumentos nunca es rígida, los viejos métodos nunca se abandonan. Nunca hay que pensar que el mismo cuadro de instrumentos, o un instrumento dentro de ese cuadro, sea lo único verdadero.Es preciso, por otro lado, usarla, ampliarla, y a veces ignorarla, según el caso. Por otro lado, el caso de comenzar a estudiar la psicología antes de entrar en contacto con las personas y buscar después acercarse a ellos, aplicándoles las reglas de la psicología aprendida. Es mejor ir directamente ir directamente al encuentro del ser humano y se verá que muchas de las reglas de la psicología no se adaptan perfectamente a las personas reales.

LA EVALUACIÓN DE TEORÍAS COMPARADAS

Algunos dirán: "esta teoría es bastante mala", mientras que esta otra es más elegante. Otros objetarán que la teoría más mala corresponde de mejor manera a los hechos. La réplica será: precisamente por ser así corresponde mejor a los hechos que la elegante.

Muchos esgrimen juicios de este tipo, y los resultados de la investigación son el fruto del juicio comparativo del género. Es decir, no quiero afirmar que esta exista una escala de valoración, una puntuación, por así decirlo, de uno al cinco, que atribuyamos después a la teoría y que pueda ser aplicada en todas las circunstancias. Como he dicho, a propósito de Schrödinger, dirá lo siguiente. Schrödinger tenía razón no renunciando a su teoría porque era bella. Para él, la belleza de las expresiones matemáticas de una teoría era un criterio importante. Algunos dijeron: esta teoría no me gusta, es una teoría mala, no es muy coherente, corresponde bien a los hechos pero quiero algo mejor. Juicios de este tipo son muy recurrentes pero ninguno de ellos puede ser justificado de manera general. Se puede justificar en un caso específico pero antes o después se vuelve a las propias preferencias. Hay personas, empiristas que, por ejemplo... dicen que una de las diferencias entre los médicos y los biólogos moleculares es que los biólogos moleculares quieren tener un conocimiento universal de ciertos fenómenos de la biología humana mientras que los médicos quieren conocer cómo funcionan las cosas en los casos específicos. El conocimiento del médico será entonces, ¿cómo decirlo?, mucho más dispersa que el del biólogo molecular. Por otro lado, el conocimiento de un biólogo molecular procede de aproximaciones simples y bastante simplificadoras según el médico. Así, bajo cierto aspecto, el médico es mejor que el biólogo molecular. En otros casos, el biólogo molecular será mejor que el médico. Los juicios se construyen a continuación. Lo único en lo que creen no puede realizarse, esto es, justificar de manera general juicios comparativos particulares. Así, no importa lo que ocurra, se ven obligados a aplicar un juicio de ese tipo.

EMPIRISMO Y COHERENCIA LÓGICA

[Entrevistador] En efecto, el problema general de la teoría de la ciencia está en el hecho de que existen al menos dos criterios generales que pueden encontrarse en contradicción entre sí. El primero es el criterio empirista tradicional: ¿la teoría corresponde a la realidad?El segundo (por mucho tiempo descuidado por la teoría tradicional de la ciencia) es el que podemos llamar el criterio de la "coherencia lógica", de la simplicidad, de la belleza. El primero es un criterio de correspondencia, el segundo un criterio de coherencia. Naturalmente, no es para nada fácil, cuando existe un conflicto entre estos dos criterios, decidir qué programa de investigación se debe sostener. Yo diría, sin embargo, que puede ser calificada como mejor la teoría que fuese capaz de satisfacer ambos criterios. Y, en el caso de un conflicto entre ambos criterios, que se aferre a un instinto particular para diferenciar cuál de las dos ha sido violado de la manera más fuerte. Probablemente, es justo este "sexto sentido", este "instinto", el que nos hace tender hacia uno o hacia el otro en una situación específica, el que ha hecho a algunos grandes científicos verdaderamente grandes. ¿Concuerda con esta descripción?

...

(Sigo otro día)


17 de mayo de 2014

Los profesores que nos han marcado



Hace cuatro años escribí este mismo post pero, por supuesto, cuatro años más joven, cuatro años en los que he ido perdiendo el desparpajo a la hora de escribir precisamente por la falta de continuidad (y de lectura...). Ahora escribo bastante mal, todo deslavazado y divagando más de lo que me gustaría, pero bueno, al menos lo intento. Llevaba mucho tiempo queriendo hacer una especie de homenaje a uno de los profesores que más han afectado (para bien) en toda mi vida y creo que va siendo la hora de hacerlo. Además, no se me puede acusar de peloteo, pues ya todas las notas que me pudo poner están puestas y bien rígidas: hablo de mi profesor de bachillerato. No un profesor cualquiera sino El Profesor.

No he tenido suerte con los estudios: nunca. Me ha ido como el culo hasta que llegó este señor y me hizo sentir amor por las materias que impartía. Me daba psicología, aunque él realmente había estudiado filosofía. Hubiese dado un brazo porque me diese también filosofía, pero no me puedo quejar, he tenido un profesor bastante bueno de filosofía y, de hecho, ambos han hecho que haga de la filosofía el centro de mi vida o, al menos, así lo veo de momento. Me gustaría dedicarme el resto de mi vida a la filosofía, en sentido un poco más amplio de lo que académicamente se suele considerar, claro. No me gustaría quedarme solo en el terreno académico (si no, no escribiría este blog, por ejemplo) sino que estaría encantado de dejar huella, por mínima que fuese, en otros lugares. El problema de los profesores es que no suelen escribir en espacios públicos, no se publicitan, y eso es una pena... Pero dejo de hablar del deber ser y vuelvo a hablar de "lo que ha sido".

Al menos, por lo que a mí respecta, sí que aproveché a tope mis días de bachillerato. La situación era propicia para que entre mi profesor de psicología y yo se abriese un diálogo constante, tanto durante las clases como fuera de ellas. Me invitó a participar en la revista del instituto y accedí, escribí un artículo muy sencillito sobre el home-schooling, que es una especie de puesta en práctica de algunas teorías libertarias sobre la educación (aunque yo, por aquel entonces, no lo sabía) y supongo que algunas personas me leyeron. Por ahí tengo la revista, de recuerdo, dentro de los miles de folios que utilicé durante todo bachillerato. Por suerte, más adelante, decidí pasar todo a lo digital y a la nube, cosa de la que estoy bastante contento (y más cuando, de vez en cuando, leo a personas de mi clase llorando por haber perdido todos sus documentos).

Sus clases eran participativas. Estoy seguro de que si yo no hubiese hablado en la mayoría de ellas se hubiesen hecho, para mí, mucho más aburridas. El primer día comprobé que no era un profesor al uso porque enseguida nos dijo: apuntaos las etimologías. Y era un constante no parar de etimologías. Creo que entré en la "academia" a través de las etimologías que tan entretenidas e interesantes hacía este pedagogo. La etimología mezcla historia, significado y actualidad, además de lo sencillo que es, después de saber un poquito de griego o de latín, encontrar el significado primigenio de muchas palabras.

Una de las cosas que, visto después de muchos años, menos me gustaban, eran sus definiciones semi-escolásticas. No en vano, sus profesores habían sido herederos de la filosofía jesuita (Marías, Zubiri...). De todos modos, desde que él me los presentó, mi relación con los jesuitas fue la más sincera de todas mis relaciones con pensadores cristianos. Había, tras sus planteamientos, a pesar de ser religiosos en algunos puntos,  una intención pedagógica inevitable.

No creo que mucha gente haya disfrutado de un profesor como el que estoy describiendo de esta manera tan fragmentaria. No soy de los que confían en eventos puntuales que consiguen cambiar su vida para siempre pero reconozco que una persona ha conseguido cambiar mi vida para siempre. No sé si los profesores son, de algún modo, conscientes de que pueden estar cambiando la vida de las personas simplemente poniendo más interés, hablando de sí mismos y de sus anécdotas personales e intelectuales... Yo quiero, desde aquí, reconocer que este profesor me cambió y me hizo volver a la senda. Pero no en un sentido cristiano, como oveja descarriada, sino desde un sentido pedagógico: la pedagogía de este señor, jesuita y todo lo que quieras, pero pedagogía al fin y al cabo, me salvó de volver a perder mi camino, quizá para siempre.

Yo necesité una segunda oportunidad, la tuve. La desaproveché. La vida, o lo que queráis (porque no creo en el destino ni en dios) me dio una tercera oportunidad y, por la confluencia de varios factores, sí que eché a andar.

...

Sus clases, como digo, estuvieron en un principio basadas en la etimología. No es que todas ellas se dedicasen a eso pero reconozco que era un aliciente, eso no lo hacía ni lo hizo nadie más. Ha sido, ahora que lo pienso, el profesor más viejo que he tenido en secundaria, de hecho se jubiló el año pasado. Quizá tenga también algo que ver. Los profesores viejos ya tienen su librillo aprendido y, entonces, se aburren de él y pasan a explicar de otra manera, dando por supuestos los contenidos y abriéndonos mundos más allá de lo curricular académico. Semanas después se metió en el tema, como digo, era psicología. El libro de psicología tenía algunas citas de filósofos y siempre las comentábamos... bueno, siempre las comentaba él  porque el resto de la clase callaba. Cuando hablaba de una cita aprovechaba para extraer alguna tesis filosófica de ella y pintarnos de manera humana y práctica al filósofo o psicólogo que la había proferido. Creo que me aventuré en la filosofía de esta manera, a través de la cita y del comentario siguiente, no a través de grandes textos (por supuesto, más adelante leí mucha filosofía) sino de pequeños fragmentos de pensamiento.

"Tres pasiones simples pero extremadamente poderosas han gobernado mi vida: el anhelo de amor, el deseo de saber y una compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad. Estas pasiones, como alas enormes, me han empujado de acá para allá en un caminar errante sobre un profundo océano de angustia hasta llegar al borde mismo de la desesperación". 

Bertrand Russell.

Citas así, digo, de las que se extraían tesis generales que llevaban a otras cuestiones. Está claro que de psicología no aprendí mucho pero tampoco me importó (mucho en el sentido cuantitativo) por lo que os digo: en esas horas fue donde se me abrió la puerta a un nuevo mundo de posibilidades, en el que yo no era el centro, desde luego, sino los problemas universales de los seres humanos.

Una de las cosas que no soporto de muchos de mis compañeros de estudio y del resto de universitarios es su profundo egocentrismo. Aunque lo disfracen de interés hipócrita por la situación económica del mundo, de las clases dominadas, etc, creo que es una impostura política que se han creado como respuesta a una serie de cuestiones que, de pronto, han aterrizado en su vida. Estoy seguro de que habrá quienes, de verdad, sientan esa "compasión abrumadora ante el sufrimiento de la humanidad" pero no me creo que sean todos ellos. La compasión creo que es algo que se trabaja, no que surge espontáneamente. Si usted me obliga a sentir compasión estará ejerciendo violencia contra mí y contra mis afectos, haciéndome sentir algo que no procede de mí. Así, mucho de lo que hoy en día estudio en filosofía son cuestiones a las que aún nadie ha llegado. Me voy a explicar un poco mejor, y lo uno con el profesor del que estoy hablando.


Reconozco un problema e intento solucionarlo cuando afecta, de una manera directa, a mi vida y a mis inquietudes. Bueno, soy parte de un todo, no cabe duda, pero la mayoría de nuestras acciones políticas, personales e intelectuales se deben a una causa que nos conmovió profundamente tiempo atrás. Quizá esté dando mucho por supuesto con esa afirmación, pero vamos a imaginarnos que es así, que de verdad la gente se siente conmovida por lo que pasa en el mundo. Digo, entonces, que necesito que un problema choque conmigo para que cobre interés y yo comience a estudiarlo. El problema de la universidad es que se presentan los problemas filosóficos (en mi caso, claro, un científico no estudia problemas, estudia la realidad natural) en pack. Es un pack industrializado. Los problemas no surgen espontáneamente sino que están medidos con suficiente antelación como para que el plan del curso siga adelante sin muchos sobresaltos. Digo que la universidad presenta los problemas de manera industrializada porque así lo siento, y lo siento profundamente. Para mí, el entrar en la universidad ha supuesto, más que una presentación con interés de algunos problemas filosóficos interesantes, una relación totalmente escolástica y medida de lo que se supone que me tiene que interesar. Por ejemplo, me tiene que interesar la cuestión de la responsabilidad y la libertad, porque si no me interesa eso entonces no soy filósofo. Me tiene que interesar la democracia y la justificación de la delegación de poder porque si no, no hay justificación para presentarme diez veces en toda la carrera las tesis de Rousseau. Me tiene que interesar el fascismo de mitad de siglo pasado porque si no, estoy fuera de la onda y no entiendo según qué eventos actuales en política y sociedad.

Bueno, que al final me han acabado interesando algunas de esas cosas es algo que he de admitir, pero no precisamente por esa exposición escolástica, sino porque han chocado de alguna manera con algunas ideas preconcebidas que yo tenía previamente o porque, en ese momento de mi vida, yo encontraba que esos problemas filosóficos eran interesantes. Al final, lo que más me ha interesado de la filosofía es, quizá, de lo que menos me han hablado. La filosofía de la ciencia y todos sus problemas, su actualidad... para mí, y lo digo sinceramente, la única filosofía que hoy en día tiene algún éxito cuando sale a la palestra, es la que va de la mano de la ciencia. Lo demás me parece bastante flatus vocis. El feudo filosófico se me echa encima cuando hablo de esa manera, aparezco como un cientifista (cuando, de hecho, soy el que más combate el cientificismo) y un biologicista empedernido. No me cuesta acogerme a las teorías eliminativistas y no soy de los que piensan que un hecho no puede derribar una bonita teoría.

Los profesores no saben hacer que te intereses por la materia. No voy a echarles a ellos la culpa de todo, porque estoy seguro de que, cuando sea profesor, no podré evitar que la gente se aburra. Es imposible conectar con todos. Pero, desde luego, es una actitud diferente la que mi profesor de psicología de bachillerato tenía conmigo, un alumno con un interés moderado al principio y creciente conforme iba avanzando el curso... Digo, no saben interesarte.

Me está quedando un post muy largo y creo que voy dando siempre vueltas sobre la misma idea, intentando dejarla clara. Más que un post con ideas claras es una divagación en la que se entrecruzan principios bastante bien asentados en mi pensamiento.

Venga, voy a resumirlos:

-Los profesores tendrían que aprender a interesar al alumno, de manera individual.
-Los intereses en las materias tienen que tener alguna conexión con los intereses previos y personales del alumno.
-Siempre hay que partir de una base a la hora de estudiar cualquier materia, no se pueden presentar estas de manera exenta, tienen que tener contexto.
-Que tengan contexto es, casi siempre, una necesidad retórica. Pero pensemos que somos seres humanos, no máquinas, y que necesitamos retórica para no dormirnos en una exposición de ideas abstractas. Todos somos un poco como Darwin y nos cuesta "seguir durante mucho tiempo un largo tren de pensamiento abstracto".
-No echemos la culpa al alumno que abandona sus estudios, probablemente la mitad del problema sea de sus profesores, pues no han sabido hacer que se interese por nada.
-Hay que dar tantas oportunidades como sea necesario al alumno, aunque haya perdido mucho tiempo y parezca que es un caso irrecuperable. Yo iba camino de trabajar en la obra y ahora... no me quejo de cómo me va.

No voy a nombrar a mi profesor, cuyo nombre y apellidos no olvidaré nunca. Este es un homenaje no anónimo (porque ahí tenéis mi nombre) pero sí que va dirigido a un profesor anónimo. Lo que quiero conseguir no es otra cosa que dirigir este post a todos aquellos profesores que nos han marcado, de una u otra manera, para ser mejores e interesarnos más por el mundo.

El amor por el conocimiento, el interés por lo que sucede en el mundo, no pueden ser fruto de imposturas ni postureos para quedar bien por Twitter. Si son amores e intereses sinceros se llevarán de una manera más elegante y, por supuesto, sin mucha publicidad, al igual que cuando nos enamoramos de alguien. Si de verdad estamos enamorados, nos gusta saborear el sentimiento en silencio y no proclamarlo a voz en grito en todos lados.

Un saludo.

Francisco Riveira.

En Zaragoza, 17 de mayo de 2014.

16 de mayo de 2014

Extranjero en Alemania



He sido extranjero en Alemania cuatro veces en mi vida. La vez que más duró fue medio mes y, la que menos, un solo día. Aunque no es mi país favorito ha sido el que más he tenido oportunidad de visitar. Eso sí, del norte no he podido ver nada, no he ido a la capital y tampoco es que sea una de las capitales que más me fastidie no haber visitado (Roma lo supera, con mucho). El sur, en cambio, me lo sé mejor que el sur de España: Stuttgart, Heidelberg, Colonia o Núremberg... son algunas de las ciudades que he tenido la posibilidad de visitar.

También he hecho una especie de turismo por la zona rural de la Selva Negra: Schenkenzell, donde viví varias semanas en mi primer verano fuera de casa, Friburgo, Ofenburgo... Esas ya son más desconocidas.

Nunca he visto país tan civilizado como Alemania. Ahora es cuando tendría que explicaros mi concepcíon de qué es y qué no es un país civilizado. Voy a atenerme sólo al ruido: es un país sin ruidos. Ni en zonas rurales ni en exteriores. He estado dos veces en una feria internacional en Núremberg y el ruido que ahí había no es, ni de lejos, el que puede haber en una feria cuatro veces más pequeña en España.

La gente, por otro lado, es diferente que aquí. No hay pitidos de coches. No hay gente con prisa en el metro. Bueno, miento, sí que la hay, pero no lo exteriorizan. Si pierden el bus o el metro no hacen ningún gesto de disgusto, se lo tragan y esperan al siguiente. Si tú te quejas en alto sobre algún aspecto relacionado con sus medios de transporte (que, todo hay que decirlo, gozan de una puntualidad increíble y una planificación a un año vista -es decir, puedes asegurarte que si en DB -como Renfe- te dicen que el 10 de mayo de 2015 hay un tren de Friburgo a Berlín que sale a tal y llega a otra hora, va a hacer exactamente eso que está planificado, sin retrasos ni adelantos), si te quejas, digo, de haber perdido un medio de transporte, la gente te mira raro.

Siempre digo que no me gusta parecer extranjero en los países que visito. En el último viaje que hice hace varios meses tuve también la suerte de poder visitar Alemania, dos veces, en el mismo mes. En ambas ocasiones me sentí integrado y, para nada, fuera de onda o una persona que estuviese haciendo claramente (como los asiáticos) turismo.

No llevaba, por supuesto, el ritmo de  una persona atareada que no piensa en la ciudad tanto como un terreno del ocio como en un terreno útil para  realizar su vida y trabajos, pero aún así, sentía que mi velocidad era acorde a la de la misma ciudad. Me gusta ir a un país y no sentirme extranjero. En Londres no me ocurrió, en París tampoco y en Milán-Venecia... andando por los canales con la cámara y la bandolera de turisteo, no era más que otro de los miles de turistas típicos que pasean por ahí.



En Venecia, sin embargo, hice de "flaneur" durante mi segundo día. Cogí una barca que iba desde el centro de Venecia hasta el Lido (una isla que está mucho más separada del continente) para ver ese pueblo mítico y, sobre todo, el fantástico Hotel Des Bains. El hotel... sin más. El agua, clara. El efecto davinciano (sfumatto) que funde el agua y el cielo era casi una sugestión que los historiadores del arte me habían inoculado pero, tal y como dijeron, así lo sentí yo sobre el agua. Más allá, justo donde se fundía el horizonte acuático con el horizonte etéreo, me imaginaba que estaba Grecia, otro país que me gustaría visitar.

Pero se ha operado (como le gusta decir a los filósofos académicos) un cambio en mi perspectiva como turista. Ahora ya visito los países con un interés práctico y no estético. Si voy a Grecia me va a interesar más que ver los monumentos de la Acrópolis, ver las condiciones en las que se encuentran las personas que ahí viven y que han sufrido de cerca la violencia del capital cristalizada en reformas perniciosas para la mayoría.

No me gusta, como os digo, sentirme como un turista. No me gusta ir con la cámara colgada del cuello. La fotografía es algo útil para mí, no tiene más función en sí misma que la de inmortalizar, y para inmortalizar es suficiente cualquier cámara mínimamente solvente. No sé cómo hay gente que puede encontrar atractivo a buscar planos, retocar, capturar momentos del paisaje únicos... si yo capturo algún momento así es por  una intención meramente archivística. Creo que también escribo con intenciones archivísticas. El placer que me produce la escritura (como el placer que me produce visitar países) es por el hecho de que posteriormente podré revisitar lo escrito aun a sabiendas de que la mayoría de lo que escriba se quedará sin releerse para siempre. El placer, por otro lado, de viajar, es el placer de ir acumulando experiencias y poder decir: aquí estuve. Casi que leo libros por lo mismo (o, más bien, leía, pues hoy no leo ni la quinta parte de lo que leía hace tres años, y eso se nota), por decirme a mí mismo: has leído esto, qué grande. Seguro que a alguien más le pasa, por lo pronto, a Galdós y a Virginia Woolf. Han sido los dos únicos casos en los que he visto a escritores con intención archivística como yo. Virginia Woolf, preguntada por lo que leía, respondió un día: yo soy de las que, cuando están leyendo, cuentan las páginas que faltan para terminar. El placer de las cuentas atrás es un placer archivístico.

El historiador archivero encuentra placer en su cuenta atrás personal. Hasta que no concluye la relación de todos aquellos materiales en los que está trabajando y los ordena como es debido, no es feliz. Luego inicia otro proyecto y vuelve su tarea. Se realiza con su proyecto, al igual que me realizo yo viajando, escribiendo y guardando fotos de momentos especiales dentro de lo cotidiano.

El extranjero en Alemania, titulo yo este post. El extranjero en un país que no le ha hecho nunca sentirse extranjero. No es un país en el que me gustaría vivir porque tiene algo de medido, pactado y superficial que no logro soportar. También imagino que los ambientes universitarios, por su libertad, son contrarios a lo que me he acostumbrado. Fijaos que en las universidades os enseñan a acostumbraros a el encarcelamiento. Si fuese a estudiar a Alemania o a otro lugar donde se diese verdaderamente libertad de cátedra (y de planificación de currículos y asignaturas) a los profesores, me pasaría como a Emilio Lledó: me maravillaría y no querría volver jamás a España.

Eso también pasa con los viajes, pero menos. La gente viaja por intenciones archivísticas, como yo, y lo han de reconocer. Las vacaciones cansan aún más que muchos trabajos físicos. Yo me canso cuando voy de vacaciones porque las actividades, como es lógico, que haces durante ellas son tan exigentes (precisamente por esa necesidad de VERLO TODO) que no puedes descansar: si descansas estás perdiendo dinero, ¡qué curioso!

Os dejo con esa reflexión.

Un saludo.

Francisco Riveira

En Zaragoza, 16 de mayo de 2014.

7 de mayo de 2014

Qué os falta a los conferenciantes



Sois insoportables cuando habláis al cuello de la camisa. Sois insoportables cuando titubeais y os quedáis pensando la mayoría del rato sobre lo que decir después. Así no hay manera de seguir vuestro hilo. Cuando vosotros pensáis qué decir después yo pienso en lo aburridos que sois y lo mucho que tendríais que aprender a hablar y a mantener la atención del público. Otra cosa no, pero aunque no tenga nada que decir, siempre hago que la gente esté espabilada y no se duerma.

Habláis en susurros cuando estáis ante una audiencia de decenas de personas. Habláis sentados, eso es lo primero que tenéis que evitar, hablar sentados. Hay que hablar de pie porque hacerlo sentado es el primer paso para mirar hacia abajo y hablar a uno mismo. No me exijáis luego que os haga preguntas o que me interese lo más mínimo por lo que habéis expuesto. Sois, simple y llanamente, un coñazo.

Aprended a hablar y luego hacedlo. Aunque me estéis contando lo más maravilloso del mundo, si no os lo creéis y si no le ponéis chispa y ganas, me voy a dormir del aburrimiento.

El foco de esta crítica no es nadie en particular. Es más bien un grupo de personas tímidas y poco avezadas en el arte de la oratoria. Tampoco es que todo el mundo tenga que ser un gran orador a lo Cicerón pero, demonios, qué menos de poner un poco de chispa a lo que se está diciendo. El entusiasmo, eso es lo que falta hoy, joder... entusiasmo, aunque sea por algo muy básico. El entusiasmado es visto con recelo por la gente que es incapaz de conseguir ilusionarse por nada más allá del botellón findesemanero. El entusiasmo diario por una actividad diaria es también algo que hay que cultivar poco a poco. Un orador sin entusiasmo es un bloque de cemento ante una audiencia instalada en el sopor.

Unos cuantos consejos para hablar bien en público:

-Hablar de pie.
-Hablar con un guión.
-Divagar lo justo, ni muchas anécdotas ni discurso árido hasta la desesperación.
-Mirar al público.
-Tono simpático sin afectación. Sin ínfulas de superioridad, ni acento intelectualoide. Hablar de manera amistosa aunque el tema sea peliagudo.
-Respirar bien entre frase y frase.
-El guión no implica tener un papel para leerlo al pie de la letra.
-Si no queda más remedio que leer de un papel, qué menos que hacer una lectura lo más cercana posible al habla natural.
-Controlar el tiempo de atención del público. Hay un punto en que el público comienza a perder interés, entonces hay que llamar la atención de alguna manera: interactuar con ellos (preguntas, etc), anécdotas interesantes...

Tampoco digo que haya que ser un rockstar pero a veces está mejor dar esa imagen que la de un monje de clausura.

He dicho.

En Zaragoza, 7 de de mayo de 2014.

5 de mayo de 2014

David Daniels se lamenta por la falta de respeto del público ante su última actuación




"As I sit at 1:30 am with a woodford reserve/rocks in my hand (Honest and REAL) I want to tell you all about my experience tonight at the Human Rights Campaign Gala. I was asked to perform for 1300 people in the VIP.."Silent" auction room. As a supporter of HRC I was very excited to introduce OSCAR to a group that ( SUPPOSEDLY) supports gay and human rights. My guess is that most of them have no idea about Oscar's imprisonment and STILL DON'T!!! Oscar's story is so relevant today and I was so amazingly ready to bring the audience into his world. As I introduced the aria and Oscar's letter that Whitney Walters was reading...all 1300 gay men and lesbians and their supporters talked and drank and ignored!!!!!!! I sang and my accompanist Rolando Salazar played and the audience spoke louder and louder. I almost stopped singing and walked off the stage ,but I have too much respect for music and for Oscar Wilde and MYSELF to do that. It's very sad to me that I tried to bring something meaningful and powerful to a new audience and was rudely and disrespectfully ignored. I am gutted at the lack of respect tonight!! I donated my time tonight to something I believed in...."



Publicado originalmente en FACEBOOK

Traducción al castellano:


"Mientras me siento, a las 1:30 AM con un bourbon Woodford Reserve/rocks en mi mano (de manera honesta y REAL), quiero contaros a todos mi experiencia esta noche en la gala de la Campaña por los Derechos Humanos. Fui invitado a actuar frente a 1300 personas en la sala de subastas VIP "silenciosa". Como partidario de HRC (Human Rights Campaign) estaba muy entusiasmado para presentar OSCAR a un grupo que (SUPUESTAMENTE) apoya los derechos humanos y de los gays. Creía que muchos de ellos no tenían ni la mínima idea del encarcelamiento de Oscar (¡¡y aún no la tienen!!). La historia de Oscar es hoy más que relevante y estaba más que preparado para retrotraer a esta audiencia a su mundo.

Al tiempo que hacía una introdución del aria y de la carta de Oscar que Whitney Walters estaba leyendo... todos los 1300 hombres y mujeres gays y sus partidarios se pusieron a hablar y a beber mientras nos ignoraban!!! Yo canté y mi compañero Rolando Salazar tocó, la audiencia hablaba cada vez más y más alto. Estuve a punto de parar de cantar y marcharme del escenario, pero tengo demasiado respeto por la música, por Oscar Wilde y por mí mismo como para haberlo hecho. Es muy triste para mí intentar llevar algo poderoso y lleno de significado a una nueva audiencia y ser ignorado de manera tan maleducada e irrespetuosa.
Me siento apenado por la falta de respeto de esta noche!! Dediqué mi tiempo a algo en lo que creo..."


...

Es ya muy tarde para hacer un comentario sincero ante esto. Soy, como dije hace varios días, un seguidor de este cantante y me apena profundamente que una obra con tanto significado (como bien dice él, "mucho más hoy en día") sea pisoteada por un público al que las circunstancias superan con mucho. La ópera es uno de los pocos lugares dentro de la música que son capaces de soportar la profunda incultura que se ha instalado de manera ubicua, y más en los Estados Unidos. El público, más preocupado de hacerse la foto que de escuchar la importante historia que se les estaba narrando, de manera preciosista y musical, es un ejemplo más de cómo se ha convertido en un festival del postureo todo lo que envuelve a los Derechos Humanos.

What else can I say?

Otro día expondré esto más profundamente, no este hecho propiamente, sino lo que conlleva.

Un saludo.

Francisco Riveira

En Zaragoza, 5 de mayo de 2014.


2 de mayo de 2014

Entrevista a Paul Feyerabend en la Televisión italiana - Traducción en exclusiva al castellano - 2ª Parte




EL PROBLEMA DE LA VERDAD

Aquello que crea la dificultad es la noción misma de verdad. Yo creo que cada uno entiende lo que significa decir la verdad delante de un juez. Lo que se nos pide es que digamos la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Algo bastante claro: se nos pide que no mintamos. Que tratemos de recordar bien las cosas y que no nos dejemos nada de lo que consideremos importante. Evidentemente puede suceder también que nos olvidemos de algo pero, como quiera que sea, hablamos ahora de la verdad de la ciencia. Cogemos una disciplina científica cualquiera, veremos que en cada una hay aproximaciones diversas y contradicciones recíprocas. Por mucho tiempo, la teoría de la relatividad y la teoría cuántica han estado en conflicto entre sí. Actualmente, se busca solucionar el conflicto con nuevas aproximaciones teóricas. Y por supuesto, las dos, pertenecen a la ciencia. Pero, si estas dos teorías están en conflicto entre ellas, ¿cómo podemos decir que dentro de la física se encuentra la verdad? Podemos encontrar una infinidad de historias que contar dentro de sectores particulares pero de la verdad, ¿qué podemos decir? Para muchos y no todos, una parte importante de la labor científica está en su carácter matemático. El libro de la naturaleza, se dice, está escrito en términos matemáticos, etcétera. ¿Es una teoría científica? ¿Es una afirmación verdadera? ¿No es verdadera? Es difícil descubrirlo. Pues cada vez que algún científico sigue adelante con consideraciones de tipo cualitativo los matemáticos entran en combate y proporcionan enseguida una teoría para explicar las consideraciones cualitativas. En la mecánica celeste, por ejemplo, tenemos el caso de la topología. Por mucho tiempo, la solución ofrecida al problema de la estabilidad del sistema planetario había sido insatisfactoria en los términos cualitativos en los que había sido expuesta. Gracias a una serie de desarrollos se llegó a una convergencia de los datos y a encontrar que ciertos números se ajustaban a determinados parámetros. Pero esto se encontró con algunas dificultades y algunos dijeron: consideramos toda la cuestión en términos cualitativos, no nos preocupamos de cuál pueda ser la órbita por la cuál los planetas giran en torno al sol sino que miramos los términos cualitativos en el modo en que el sistema planetario, por así decirlo, respira. Y si respira entonces no explota. Fue este la aproximación de Poincaré. Pero también una aproximación cuantitativa similar fue matematizada contemporáneamente, por lo cual esta concepción no puede ser refutada en tanto en cuanto que la matemática cambia los términos continuamente. Si consideramos la aproximación cualitativa como una especie de idea de guía que indica a los matemáticos sobre qué áreas tienen que concentrarse y sobre cuáles son los sectores en los cuales, la forma ya existente de la matemática, no funciona... veníamos a encontrarnos en la práctica con una tautología. No es fácil hablar de verdad dentro de la ciencia. En la física del siglo XIX hubo aproximaciones diversas con metodologías en conflicto entre sí mismas y con resultados discordantes. También dentro de la biología, por mucho tiempo hubo un conflicto (también hoy en día con la biología molecular la situación es un poco diversa). Si pasamos a la economía, la situación es del todo diferente. Lo mismo ocurre con la investigación de Konrad Lorenz con sus animales (que me parece un viejo naturalismo). Nos situamos en una pradera y seguidos de los patos que graznan observamos lo que hacen: una aproximación totalmente diferente. No existe una realidad única de hacer ciencia que posea la verdad. El modo de hacer ciencia que se la arrogue (la verdad) corresponde a una imagen superficial de este asunto.





EL PAPEL DE LA CIENCIA EN LA SOCIEDAD 

Uno de los resultados de la teoría cuántica es que no es posible establecer una posición bien definida. En la teoría de la relatividad y viceversa, esa posición, como hemos dicho, está asumida. No sólo los métodos serán diversos en áreas diversas de la ciencia sino también en los resultados, en los asuntos de base. Hablar de ciencia significa, por así decirlo, hablar de una quimera. Una entidad, una coherente identidad, "ciencia", que posea o se pueda suponer que posea la verdad no existe. Si de verdad existiese no sabríamos nunca qué significa el hecho de la verdad. ¿Qué significa, de verdad? ¿Significa, quizá, que cuando nosotros estudiamos estamos más contentos y somos más eficientes? También las partes más verdaderas de la ciencia no son muy eficientes. Hay colapsos también en las áreas en las que se dice: al fin y al cabo, no obstante, hemos entendido cómo hacerlo porque es un problema de ingeniería. Y los problemas de ingeniería son problemas sumamente difíciles. ¿Qué significa, entonces, este discurso sobre la verdad? ¿Qué significa este discurso sobre la ciencia como unidad? Para mí se trata sólo de quimeras. Me doy cuenta de la validez de la verdad de acuerdo a las relaciones públicas. Si uno dice que la verdad es aquello que hace afluir de repente el dinero entonces ahí se concentran los esfuerzos de estudio, etcétera. Pero, a parte de esto y a parte de los usos prácticos de la palabra "verdad" tipo:dime la verdad, y si realmente no tenía relación (lo que se dice) mientras estaba fuera (en el mundo)... Si a parte de esto decimos, toda la cuestión es si la ciencia posee la verdad, esto no tiene para mí mucho sentido. Para mí tiene sentido, por el contrario, que uno dedique todo su esfuerzo o que una sociedad o un grupo dediquen todos los esfuerzos a la ciencia, de manera plural o cualquier forma entre ambas que sea precisa.

Hoy, por ejemplo, las ciencias han de responder a una finalidad ecológica. Sabemos bien cómo actualmente estamos sin duda asediados por muchos productos de la ciencia, tanto es así que no encontramos sitio para todos.   Si sólo los científicos pueden manipular los productos de la ciencia entonces les necesitamos. Es un poco como si uno descubriese un tipo particular de pintura indeleble para pintar los muros. Si llegados a un cierto punto nos cansamos en aquel color y lo queremos cambiar entonces tendremos la necesidad de usar un mismo tipo de pintura (imborrable) como la que ya habíamos aplicado , y sólo ese científico sabría algo sobre ese tipo de pintura. Esta es hoy una de las razones por las que necesitamos a la ciencia. Aquí, lo que quiero decir, es que a muchas de las ciencias que se ven hoy alrededor nuestro no les haría mal un poquito de poesía para disolver un poquito las cosas y ponerlo en una necesaria prospectiva.También el mito puede ser opresivo al igual que una teoría científica. En realidad los mitos han sido opresivos, han puesto a la gente en extrañísimos estados mentales que los han inducido a comportarse de manera extravagante. Si pensamos en el mito "nazi" que no es un mito con un gran estilo, no podemos hablar genéricamente de ciencia y mito porque hay varios tipos de mito, al igual que varios tipos de ciencia. Cuestiones generales como "ciencia o mito" no tienen mucho sentido y no vale la pena discutirlos. Y también justo de estas cosas son el tipo de cuestiones de las que se ocupan los filósofos. Pongamos otro ejemplo: Los historiadores de la ciencia más recientes han descubierto que había sido fácil para cualquier persona notar que la ciencia, para el Círculo de Viena, la ciencia era un sistema de afirmaciones, por Carnap, Popper, Hempel... Hablar sobre ciencia significaba hablar sobre los sistemas específicos de afirmación. Y poner orden en la ciencia significaba poner orden en aquellos sistemas de afirmaciones. Es decir, presupone que cualquier paso adelante en la ciencia se ha hecho de manera libre. Y que nadie puede actuar por razones poco claras. Significaba también que el hacer experimentos sea, así, algo simple. Ahora las cosas funcionan de manera diferente. Si pensamos en los grandes experimentos de hoy en día que requieren plantas de tipo industrial como sucede en el CERN, donde están actuando dentro de un territorio industrial y en el cual los operarios tienen que ponerse de acuerdo en alguna elección y aceptar compromisos. Hay cosas que funcionan y otras que no, en las que se trabaja mucho sobre hipótesis. Y no hay suficiente dinero. Así, improvisadamente, se tiene que cambiar la aproximación en cuanto ocurre este problema. Y en otros cada experimentador que tiene algo que hacer con un instrumento tiene una cierta dosis de aquello que en esos años se llamaba "conocimiento testado", como el de un piloto de Fórmula 1. Un piloto no sabría decir con detalle todo aquello que sabe, puede tan solo demostrarlo conduciendo el coche en algunas situaciones extremas. Lo mismo ocurre con los científicos. Hoy, los componentes de la ciencia se han multiplicado, tanto es así que algunos historiadores de la ciencia sostienen que el nivel experimental representa un área en la cual es muy difícil establecer una conexión entre el nivel experimental y entre el de la teoría propiamente dicha, que muchos consideran la cosa más importante. En realidad, la pasarela de la una a la otra contiene componentes arbitrarios: las llamadas "aproximaciones". 

Si pensamos en todas estas cosas comprenderemos cómo la unidad global llamada ciencia se fragmenta, de hecho, en diversas ciencias singulares. Y dentro de cada ciencia singular existe el nivel teórico que, a su vez, se distingue en física de las partículas elementales (o alta teoría) y fenomenología. Estos son los personajes que han dado propiedades a la curva pero no han hecho aún ningún experimento. Han, por otro lado, personajes que siguen los experimentos, que reciben información de supervisores de la curva y de los que cultivan la alta teoría. Han científicos que trabajan en múltiples frentes, se cambian de rol y tantas otras cosas. A veces, podríamos decir que una adquisición, un resultado científico comporta una suerte de acuerdo político entre diversos partidos, en los que unos ceden algo propuesto por los otros, otros ceden por algo dicho por aquellos y, finalmente, se puede publicar.