Robotín de Google

15 de julio de 2013

La Crisis como concepto comodín - Parte 4: Concienciación pedagógica




Vestirse de una determinada manera invalida el discurso. Eso se llama falacia ad hominem y en cuanto entra en juego tenemos que abandonar el debate o la conversación que estemos manteniendo.
Hay otra falacia que surge cuando, tras callarnos, se nos dice que nuestro silencio otorga.
Nuestro silencio no otorga nada. Yo me cago en las malditas expresiones castellanas que paralizan la crítica y dan por hecho cobardías que no son tales.

Me gustaría hablar muy brevemente de la vida del comunista joven que tiene que vérselas con estos discursos dominantes y censuradores. Es muy probable que esta persona haya sufrido en sus carnes los comentarios tipo. "Muy bien, si no hay propiedad privada pues regala todas tus cosas". "Si tan comunista eres entonces deja de comer lo que comes y de usar tu teléfono móvil y tu ordenador".

Es paralizante en la medida en que les hace enmudecer y animan al asentimiento generalizado del público: "¡oh, sí, cuánta razón tienes! , ¡qué hipócrita el comunista, criticando el sistema que le da de comer y estudiar!

Es una especie de jurado popular. No creo que sea culpa de los individuos que forman el jurado sino de la estructura y sistema socioeconómico que hace que piensen de esa manera. Iba a decir que es censurable pero no creo que sea ese el objetivo.

Hay una propuesta que tiene años a sus espaldas y se llama "concienciación a través de la pedagogía". Me acabo de inventar el nombre de esta propuesta pero no la propuesta en sí. Existe y no se lleva a cabo en ningún lugar de la península. Los temarios de todas las asignaturas están regidos por unas normas burocráticas que impiden salirse de ellos, a riesgo de una apertura de expediente al profesor, su despido o, lo que más importa a los chavales, el suspenso. Las pocas asignaturas y oportunidades que daba el bachillerato o la educación secundaria obligatoria para saltar esa muralla serán poquito a poco eliminadas para, así, evitar que el alumnado piense por sí mismo o lo intente (o lo simule).

Así como este sistema se ha ido conformando de manera subterránea y poco explícita tendremos que seguir esa misma lógica, pero en sentido inverso, para lograr los objetivos que nos proponemos. No sólo hablo de educación para los jóvenes, sino para todos.

Apoyar la educación sin adjetivos es bailarle las aguas al poder.

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