Robotín de Google
22 de abril de 2014
Traduciendo del italiano
El italiano es un idioma muy musical, pero no es por eso por lo que me ha gustado. En cuanto comencé en la escuela de idiomas con ese idioma me ponía programas de radio del país, programas en su mayoría musicales y con charlas habituales. Poco a poco iba cogiendo fluidez en la escucha del idioma, además de en el habla.
Tardé bastantes años (para mi gusto) en visitar Italia físicamente y hasta entonces mi entrentamiento en el idioma había sido notable. Pero no fue un entrenamiento concienzudo y horripilante como mucha gente aprende hoy en día idiomas (más por obligación que por entretenimiento y por ansia de descubrir nuevas culturas) sino a través de lo divertido que puede ser escuchar a "Zap Mangusta" (una imitación simpática y divertida de Zarathustra) en la RAI, a Laura Pausini en algún directo o a Luciano Pavarotti dando una MasterClass a un cantante menor en un vídeo subido a YouTube.
Los idiomas hay que aprenderlos partiendo desde un punto común de intereses. Normalmente los libros de Oxford o de Cambridge intentan hacer temarios interesantes, acordes a los tiempos, con muchas imágenes y mucho entretenimiento. Me lo paso pipa con mi libro de preparación para el First Certificate pero no lo puedo disfrutar de la misma manera precisamente porque lo tomo como medio para superar un examen y que me den un título. Esta es la peor manera de aprender idiomas.
Por el contrario, yo recomiendo aprender idiomas de manera activa y divertida. Aprender jugando, cómo no, si hoy en día hay tantos videojuegos online no hay mejor manera de aprender idiomas que a través de ellos. Recuerdo mi época de aficionado al GTA San Andreas Online (SAMP) en el que entraba en servidores de rol y llevaba a la gente en taxi. Normalmente hablaba un poquito con ellos para así practicar mi inglés escrito, aprendía expresiones tan útiles como "nods" y formas de hablar propias de culturas como el rap, etc. Sí, no hay mejor manera que aprender un idioma divirtiéndose.
Para tus hijos te recomiendo que les comiences a acostumbrar a ver los dibujos animados en inglés, con subtítulos, si quieren, pero en inglés hablado. Si una persona ocupa tres horas al día en ver la televisión y al menos la mitad de esas horas son en inglés se encontrará, sin quererlo, con que entiende el inglés perfectamente. Así le pasa a los rumanos, en cuyo país no se doblan las películas inglesas, que poseen un dominio del idioma excelente sin hacer ningún esfuerzo.
Los esfuerzos se hacen a lo largo del tiempo, no al final y en una tacada. Los cursos se aprovechan a lo largo de todo el año, no en las últimas semanas para aprobar los exámenes por los pelos. Esto puede ser interesante cuando la materia es un coñazo o cuando no queda otra que hacerlo, pero no hay que tomarlo como regla general. Luego llegas a la Universidad y te encuentras con gente que, a los 20 años, se asusta ante un texto de 30 páginas escrito en inglés, y ni siquiera sabe decir "hola, ¿qué tal?" a un conferenciante visitante de los Estados Unidos.
Me encuentro ahora traduciendo del italiano para luego traducirlo al castellano y después al inglés. Considero que esa traducción al inglés me va a valer por sí misma mucho más que las horas que le pueda echar al libro dedicado al First Certificate, pero que esas horas, al traducir a alguien que me gusta muchísimo, estarán mejor empleadas, serán más entretenidas y me darán mayor satisfacción tras verlas acabadas.
Este es mi método para aprender idiomas. Un método que puede contener cualquier otro método (Vaughan, intensivo en academia, estancia en el extranjero...) y que más que un método en sentido estricto es un estilo de vida.
Arrivederci.
Francisco Riveira
En Zaragoza, 22 de abril de 2014.
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