Considero que el anarquismo tiene más éxito como propuesta filosófica -radical- que como propuesta política invariable y dogmática. En el caso de querer aplicar el anarquismo a la política encontraremos, como en todas las fórmulas de organización del mundo político, inconsistencias y problemas graves a afrontar antes de la propuesta final, si es que la hubiere (vease el marxismo y sus variantes sobre el terreno).
Así y todo, la considero como la más apreciable, útil, necesaria y sostenible argumental y racionalmente de todas las propuestas políticas.
Quizá en esto, paradójicamente, tenga que ver que no haya una sola experiencia integral y fructífera en la historia de un modelo propuesto como anarquista sobre el que falsar. Pero sí que la hay, no cabe duda, de que la puesta en marcha de los argumentos e ideas centrales de esta ideología tales como la autogestión, creación de conciencia en las bases, voluntad de horizontalidad en el poder, cuestionamiento de la legitimidad del estado, instituciones... han logrado su fruto, parcial, pero fruto al fin y al cabo.
Pensar la utopía es pensar en lo posible.
Francisco Riveira, en Zaragoza, 4 de diciembre de 2013.
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