Robotín de Google

30 de julio de 2014

Voy a autoeditar mi primer libro



Los lectores son muy agradecidos en cuanto publicas diariamente. También las musas, si es que existen, bajan más a menudo si tú haces el esfuerzo de escribir. Somos animales hechos por el hábito y así funcionamos hasta que morimos. El asunto es que llevo ya una semana escribiendo diariamente. No he dejado ni un solo día de escribir. Bueno, mejor dicho, de publicar. Ya tengo muchas cosas escritas y sin publicar que me gustaría ir soltando en pequeñas dosis en este blog. Los posts sobre Unamuno han tenido bastantes lecturas, por no hablar del post sobre cómo aprobar el first certificate.

Me fastidia un poco que algunos posts en los que no hablo de filosofía (que es lo que más me gusta) tengan más éxito del esperado. Pero, como digo, no me puedo quejar. En los últimos meses las visitas (sin contar las de ese dichoso post, cuyo éxito se explica por una oferta en adwords que aproveché) han aumentado. Cada mes, desde marzo, ha tenido mayor cantidad de visitas que el anterior. También eso se nota en los comentarios. Cuando no escribía no recibía comentarios en 4 meses mientras que ahora cada semana recibo un comentario, bien en el blog, bien por correo, o por Twitter. La manera de publicitar todo esto es siempre a través de Twitter. Suelo conseguir por ahí unas cuantas visitas de lectores fieles que, aunque no comenten, sé que me leen. Algunos incluso retwittean cuando publico (es una aplicación que lo automatiza) el tweet con el título y el enlace de un nuevo post. Eso mismo ocurrirá con este post.

Con esta dinámica me siento mucho más seguro de mi mismo. Sé que ya no voy a parar a no ser que vuelva a la rutina antigua: no escribir nada salvo en esos momentos en que el peso es demasiado duro como para no soltarlo en forma de palabras... Este blog me ha acompañado desde mi último curso de secundaria hasta este año, que va a ser mi último año de carrera (pero no el último año de estudios superiores, por supuesto). Considero que he cerrado una etapa de conocimientos generales y que, a partir de ahora, toca especializarme. Sí, la especialización, eso que tanto he criticado en tantos sitios, ese hecho que nos idiotiza y nos vuelve expertos de muy poquito e ignorantes del resto de cosas.

El otro día publiqué cómo ser culto. La verdad es que ya es muy difícil ser culto al estilo antiguo. Ya no leen ni los que se supone que tendrían que leer, o leen menos, o además de leer hacen otras cosas. Los cultos ahora ya no basan su cultura en la lectura de clásicos sino que, de pronto, los ves viendo la televisión, series, viendo el fútbol o echándose la siesta y durmiendo ocho horas como les ha recomendado su médico. Además, ¡qué demonios! Somos precarios, o clase baja. Ya solo se pueden permitir ser cultas determinadas personas que han conseguido dejar de necesitar el trabajo (o que han hecho del cultivo intelectual su trabajo). La idea era también que un trabajo a media jornada pudiese ayudar a tener mucho tiempo libre (media jornada, para mí, son 4 horas, ni una más), pero ni siquiera esos trabajos cumplen con el salario mínimo interprofesional, que regula las jornadas completas. En fin, las perspectivas son muy oscuras y tampoco sé hasta qué punto no estoy yo al final de una racha de buena suerte (aunque sé que la buena suerte no existe, sino que se crea) que se acabará en cuanto me sea imposible encontrar un trabajo sobre lo que he estudiado. Mi ventaja es que no me importa viajar, ni vivir lejos, como a muchos otros compañeros que estudian ciencias sociales y quieren trabajar a no más de cincuenta kilómetros del pueblecito en donde nacieron. No me importa viajar y sé positivamente que la gente que sabe idiomas y que puede trabajar viajando es bastante cotizada. Pero... ¿saber inglés no es ya lo básico? Ya todo el mundo mínimamente preparado sabe hablar inglés, no vale ser bilingüe, hay que ser trilingüe o cuatrilingüe... esas cosas que a veces solo se le puede exigir a chavales que han estado toda su vida en un colegio privado donde se impartían asignaturas en alemán, francés e inglés...

¿Qué hacer? Lo primero es no dormirse en los laureles, por eso quería escribir hoy este post.

Mis ideas son muy simples:

-Recopilar los mejores posts de este blog y maquetarlos para crear un libro (saldrían unas doscientas páginas -tirando a lo bajo-). Publicar este libro en Amazon y en alguna que otra tienda online más. También me gustaría publicarlo en mi propio blog.

-Eso lleva un trabajo muy importante. Aunque lo que más me preocupa, curiosamente, es la portada. ¿Quién demonios me hará una portada? La maquetación de las páginas internas no me importa tanto. Será un libro con capítulos muy cortos, de una o dos páginas cada uno. No soy el primer tío que decide publicar sus artículos. La calidad de muchos de estos artículos (o posts) que he ido publicando es más que correcta y estoy seguro de que en un futuro no me arrepentiré de ellos. Y si lo hago será un sentimiento normal, pues eso significará que he mejorado, aprendido mucho más y encontrado argumentos con los que refutar lo dicho anteriormente. Es decir, si publico este libro no estaré publicando una biblia, ni mi pensamiento momificado. Por eso mi idea es hacer una maquetación de ebook, pues me será más fácil actualizarlo, poner notas a pie de página, editarlo con aclaraciones nuevas...

-Para ello me gustaría anunciar hoy que estoy preparando una nueva página web. Sí, la web que estás leyendo ahora seguirá online, ya que hay muchos enlaces que dirigen aquí. Si puedo conseguir que todas las páginas que están aquí redireccionen a la nueva web, perfecto. Esta nueva página web tendrá un dominio .com y estaré alojado en un host propio. La nueva página web tiene una plantilla mucho más agradable que esta. Y no solo por lo agradable, sino por lo que puedo hacer con ella. Respecto al libro que publicaré, hay una extensión para Wordpress que permite hacer una mini-tienda online. Ahí publicaré mi libro, por ejemplo, para que el que quiera se lo baje.

-Mi idea con el libro no es hacerme rico, por supuesto. De hecho, no creo que le ponga precio. Lo dejaré gratis durante seis meses o un año. Quizá, si publico un ensayo grande o una novela que me haya costado bastante trabajo, sí que lo monetice. Entonces, ¿qué sentido tiene hacer un libro si ya tenemos el blog para leerlo? Pues que en un libro se lee mucho mejor, no hace falta estar conectado online, estará todo corregido (hay muchos paréntesis, comas, alguna falta de ortografía... que me gustaría revisar antes de publicar nada). Los riesgos de la autoedición son evidentes, pero como mi intención no es otra que la de tener algo publicado, creo que estará bien. Tengo profesores de sesenta y tantos años que han autoeditado sus novelas y el resultado es bastante satisfactorio (y, por cierto, alguno hizo lo que yo tengo pensado: poner gratis la novela durante los primeros días).

-La idea de publicar más en el blog tiene también que ver con mi propia publicidad. Lo mismo el podcast. El podcast, a parte de porque me encanta hablar (y el pensamiento fluye a veces mejor a través de la palabra hablada) sirve para que otro tipo de gente (a la que no le gusta tanto leer) te descubra. El podcast me ha reportado miles de visitas -y hoy en día, muerto como está, también lo sigue haciendo- y de seguidores nuevos tanto en el blog como en Twitter.

-El sentido de todo esto, además de obligarme a mí mismo a producir artículos y podcast, es el de llenar Internet de aquello que me apasiona y, en el camino, conocer gente y que me conozcan. Todo esto está explicado muy bien en el primer podcast que hice, hará 4 años: lo que quería era aprender a expresarme mejor, a ser buen conferenciante. Lo mismo a través de este blog: expresarme mejor y llegar a ser un buen escritor.

El contenido del libro tratará de todo lo escrito (lo que yo escoja) hasta finales de agosto. A finales de agosto me gustaría tenerlo publicado, además de poner en pie la nueva web. No os adelanto aún la nueva URL porque puede que surjan otras ideas en lo que queda de mes.

Espero continuar con esta racha.
Mañana más y mejor.

¡Un saludo!

Fran Riveira

En Logroño, 30 de julio de 2014.


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