No ha habido celebraciones en el día de hoy porque, por desgracia, ha habido un derrumbamiento que ha dejado a unos 20 mineros turcos atrapados. Las labores de rescate no parece que vayan a tener mucho éxito. Por esto, el gobierno ha decidido no celebrar nada.
Sin embargo, la ciudad se engalanó con banderas turcas. Esta es una bandera que no da vergüenza mostrar, que no tiene un pasado fascista y que no ha dejado víctimas inocentes tras de sí. Es una bandera que por regla general los turcos (sean de izquierdas o derechas, nacionalistas o no) respetan y tienen en alta estima. Algunos dirían que en España tendríamos que hacer lo mismo, pero no, la bandera española, monárquica, pseudofascista, basada en una Constitución que hace tiempo que dejó de representar a nadie, lo tiene bastante complicado para que represente a toda persona nacida en España y con un mínimo de cultura.
Cuando se dice que en todos los países salvo España ser patriota está bien visto se parte de concepción equivocada del patriotismo. Además, en España no nos gusta ser patriotas porque ser patriota tiene unas connotaciones negativas.
Google Now (Turquía) se apuntó a la elaboración de un Doodle celebrando la festividad. En la mayoría de edificios y comercios había hoy una bandera turca, y la mayoría de calles tenían banderines atravesándolas de parte a parte. Las televisiones celebran el día con un icono de Atatürk y la bandera turca. En general el país es muy patriota pero hoy todo se exacerba. Por desgracia, como digo, no hemos tenido la posibilidad de acudir a ninguna celebración porque estaban todas canceladas.
Este gato fue el primero que me vino a saludar cuando llegamos a nuestro piso de Estambul, hará ya casi dos meses. Vino y se sentó conmigo, maullando con un sonido bastante curioso (como de bebé con problemas en la garganta, o con mocos). Muchos días por la noche, al llegar a casa, el gato estaba rondando el portal y yo le prometía algo de comer pero nunca le bajaba nada.
El otro día, llegando a casa bien entrada la noche, oí unos ruidos muy raros que provenían del piso de abajo. Al salir del ascensor y disponerme a abrir la puerta de mi casa me percaté de que estos ruidos provenían de un animal. Y este animal era el gato negro que conocí el primer día. Así que, como me pedía o bien que le acariciase o bien que le diese de comer, opté por hacer ambas cosas. Los gatos callejeros de Estambul están todos muy bien cuidados y aunque seguro que cogen pulgas fácilmente, no me importó darle lo que me pedía. Así que entré en el piso, fui a la nevera y saqué unos trozos de kebab (se compran ya cortados) para que el gato tuviese algo para cenar. Ya los vecinos del piso de abajo le habían dejado algunos huesos para que los terminase de vaciar de contenido. Imagino que alguien abrió la puerta al gato para que entrase en el edificio y el gato, al verse tan bien cuidado, decidió quedarse. Como veis en las imágenes (se las he hecho hoy, día en que le he dado dos pequeñas salchichas para comer) es un gato grande y muy oscuro, ya está algo mayor. Te mira con unos ojos enormes y ha intentado varias veces entrar en nuestro piso (seguro que atraído por el olor de los zapatos que, por costumbre turca, tenemos que dejar aparcados en el hall del piso).
Mañana seguramente haga uno de mis últimos posts hablando de burocracia en Turquía. Los sigo haciendo porque sé que, en el futuro, habrá gente que los aproveche, como yo ya aproveché otros posts de otra gente que estuvo de Erasmus aquí hace años.
Un saludo.
Francisco Riveira.
En Estambul, Turquía.
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